Opinión

El costo de la violencia

El costo de la violencia

La violencia se define como “el uso o amenaza de uso de la fuerza física o psicológica, con intención de hacer daño” y se manifiesta a través de los homicidio, robos, secuestros, violencia doméstica, y los populares asaltos.

Esta se ha convertido es uno de los mayores obstáculos al desarrollo y bienestar de la población de América Latina. De acuerdo a un informe de la Organización Mundial de la Salud, América Latina registra, después del África Subsahariana, las tasas de homicidio más altas del planeta.

La violencia es un mal en sí mismo desde el punto de vista de los derechos humanos y la pérdida de años de vida saludable por parte de la población joven como la latinoamericana.

También representa costos monetarios directos para los gobiernos de la región, costos que alcanzan hasta 8.4% del Producto Interno Bruto (PIB), en países como Colombia, El Salvador, Brasil, México, Perú y Venezuela. En República Dominicana aún no se ha cuantificado.
En los barrios todo el mundo conoce los delincuentes

Los impactos negativos de la violencia en el desarrollo económico y social no se limitan a estos “gastos incurridos” que ocupan valiosos recursos susceptibles de utilizarse en proyectos de salud y educación, sino que incluyen la reducción de la productividad de la fuerza de trabajo, reducciones en la acumulación de capital humano y capital social, así como reducciones en las tasas de ahorro e inversión.

Según lo expresado anteriormente, sobran razones para considerar la reducción de los niveles de violencia como uno de los objetivos primordiales de una estrategia para el desarrollo social en América Latina.

Estos conceptos, que han sido establecidos en más de un cónclave internacional, todavía no son tomados en cuenta por las autoridades que llevan años lanzando operativos de prevención, sin previamente realizar una labor de inteligencia para detectar y “sacar de circulación” a delincuentes que en los barrios todo el mundo conoce, menos las autoridades.

Sin embargo, hay que reconocer que la violencia es un fenómeno complejo, multidimensional y que obedece a factores psicológicos, biológicos, económicos, sociales y culturales. Los fenómenos que acompañan al comportamiento violento cruzan, constantemente, las fronteras entre individuo, familia, comunidad y sociedad.

El Nacional

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