¿Qué Pasa?

El día que la Tierra se Detuvo

El día que la Tierra se Detuvo

Lo peor que puede suceder a una película es comenzar de forma impactante y prometedora, y luego en descenso, gradualmente ir perdiendo la perspectiva de lo narrado, caer en el aburrimiento, y concluir como un film insulso e innecesario que ni entretiene ni emociona.

Esa es ni más ni menos la impresión que nos deja “El día que la Tierra se Detuvo” (‘The Day the Earth Stood Still’), un remake de la película del mismo nombre de 1951, dirigida por Robert Wise. El film de Wise nunca fue una gran película. Sin embargo, en base a un guión inteligente, a una simple, pero efectiva capacidad de infundir temor a partir de lo desconocido, y sobre todo, en base a un preciso y comedido pulso narrativo, la película se transformó con el tiempo en un clásico de la ciencia ficción. Hoy en día no puede hacerse una selección de las mejores películas en este campo sin incluir ‘El día que la Tierra se Detuvo’.

Es por ello que resulta verdaderamente patético y deprimente que esta remozada y ultramoderna producción no haya podido rebasar  el inocente y dramático magnetismo que irradiaba de aquellas imágenes en blanco y negro, carentes de efectos especiales y de todo sentido de sofisticación. El público de estos tiempos no tiene parámetros de comparación, puesto que no ha visto la versión original de Wise, y lamentablemente tampoco le interesa.  A eso apostó una vez más esta producción hollywoodense en estos tiempos de escasez creativa, y en los que exuberantes efectos visuales minimizan y neutralizan argumentos e inundan prácticamente toda realización cinematográfica. Hay pequeños cambios –como el personaje que interpreta la actriz Jennifer Connelly–pero  en esencia la historia sigue siendo la misma del film de 1951, aunque esta vez la nave extraterrestre aterriza en pleno Central Park de New York. De ella emerge Klaatu (Keanu Reeves), un ‘humanoide’ que ha sido enviado a la tierra en aparente misión de paz, en compaña de un gigantesco robot. Trae un mensaje urgente y terminante: El hombre debe cambiar radicalmente su relación con el medio ambiente, o de lo contrario será borrado de la faz de la tierra. Hacer una ‘remake’, es decir, copiar aquí y allá de un film original es bastante fácil. Pero hacer una película que genuinamente haga honor a la versión original en la que se inspira es harto difícil. Aquí sencillamente falta de todo, desde inspiración hasta seriedad. Este film está mucho más orientado hacia el espectáculo, aunque a duras penas logra acercarse a este renglón, que hacia la ciencia ficción.

El suspenso es escaso, y las actuaciones prácticamente inexistentes, aunque debe reconocerse que dada la acostumbrada inexpresividad de Reeves, el personaje le cuadra a la perfección. Vistosa y ruidosa, pero carente de toda sustancia y valor.

El Nacional

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