Opinión

El dinero de Odebrecht

El dinero de Odebrecht

Aunque en una negociación una de las partes cuente con los instrumentos de la ley y del poder, históricamente la razón, el tacto y la inteligencia aconsejan sabiamente llegar a acuerdos justos y razonables en el menor tiempo posible, sobre todo cuando hay de por medio la posibilidad de lograr importantes resarcimientos económicos.

Esta parece haber sido la clave y táctica utilizada por el procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez para haber logrado que la firma constructora Odebrecht se comprometiera a resarcir al Estado dominicano con 184 millones de dólares por el caso de sobornos.

Utilizando los mecanismos legales a su alcance y la autoridad que se asiste por el cargo, además de la información recopilada desde el exterior por este caso, y también contando desde el principio con la receptividad de la representación local de Odebrecht, el procurador pudo anunciar un acuerdo que satisface los intereses económicos del país en este proceso.

A juzgar por los resultados, que trascienden ya los meros pronunciamientos y enfocado desde el primer momento con ese objetivo, Alain Rodríguez demostró que mantenerse ecuánime y ajeno a las presiones mediáticas, sean éstas mal o bien intencionadas, lo que le permitió alcanzar acuerdos concretos en el corto plazo.

Los medios de presión no siempre resultan impropios o contraproducentes si están inspirados en propósitos atendibles y no obedeciendo a fines ulteriores. Pero en ningún caso deben conducir a la adopción de medidas festinadas que pueden resultar contraproducentes y en última instancia contrarias al interés general que debe primar en cualquier decisión de Estado.

El acuerdo arribado con Odebrecht ha seguido el parámetro de otros países donde la constructora transnacional se ha comprometido a hacer millonarias compensaciones económicas por contratos y obras que estuvieron a su cargo junto a contrapartes de compañías locales.

Es claro, pues, que el procurador se ha guiado por una máxima en que se ha combinado la firmeza con una buena dosis de capacidad negociadora y provisto del sentido pragmático que desecha el camino de inútiles teorizaciones.
Los resultados obtenidos así lo confirman, sin lugar a dudas.

El Nacional

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