¿Qué Pasa?

El duelo tras una muerte traumática

El duelo tras una muerte traumática

Llorar por la muerte de un ser querido es una forma de desahogo, y ¿por qué no? hasta de mejoría, pero a veces eso no es suficiente para al menos, calmar nuestro dolor. Cuando la muerte repentina de algún familiar nos envuelve ya sea por circunstancias como: homicidio, accidentes de tráficos o laborales, el sufrimiento que esto causa genera un trauma difícil de superar.

El duelo es un proceso de continuos cambios, normalmente presenta respuestas que pueden ir variando el mismo día o con el paso del tiempo. Al estar en duelo es habitual sentir distintas emociones como tristeza, añoranza, enojo, vergüenza, culpa; manifestaciones físicas como dolores de cabeza, presión en el pecho, sensación de vacío, crisis de ansiedad.

También aparecen la desconcentración y distintos pensamientos, algunos incontrolados sobre las circunstancias de la muerte, otros en relación al deseo de no continuar viviendo, de buscar respuestas, y aparecen conductas que posiblemente nunca imaginamos: como hacer cosas que le gustaban al ser querido, dormir de su lado de la cama, no querer deshacerse de su cosas, andar con sus cenizas por la casa, etc.

En este sentido, las personas que están pasando por un duelo traumático, tienden a desarrollar diversas necesidades, así lo destacada el psicólogo mexicano Adrian Chaurand.

“Cuando la situación fue traumática la principal necesidad es la de recobrar el control sobre las respuestas físicas y psicológicas que aparecen en respuesta al evento, regular la hiperactividad que aparece ante ciertos estímulos o que se presenta irruptivamente como son los flashbacks y las crisis de ansiedad, es la prioridad de alguien que ha vivido un evento traumático”, explicó.
El experto continuó di ciendo que más allá, como en cualquier otro tipo de pérdida “las necesidades dependen de cada persona, dependiendo de lo vivido y de la historia de vida previa de la persona en duelo, de la relación que tenía con quien falleció, etc., sus necesidades pueden ser de sentirse protegido por los demás, de ser escuchado, de no ser juzgado y de ser validado en la forma en que está afrontando la situación, de ser creído y sentirse apoyado”.

Duelo complicado

Durante este proceso el doliente puede quedar atrapado en diferentes momentos, a lo que se le denomina como un “duelo complicado”. Chaurand explica que se le llama así cuando las cosas que deberian ir cambiando con el paso del tiempo y el esfuerzo de la persona en duelo, no cambian, manteniéndose por el contrario rígidas y promoviendo dificultades en su actividad global (laboral, familiar, social).

“Si el motivo es en sí lo que tiene que ver con las circunstancias de la muerte, es muy posible que se desarrollen de forma conjunta con el duelo complicado, un trastorno de estrés postraumático o un trastorno de angustia cuando se presentan múltiples crisis de ansiedad” afirmó.

¿Cómo afrontarlo?

En la mayoría de los casos en que una persona no es capaz de controlar los flashbacks o pensamientos recurrentes, en que las respuestas del cuerpo también son incontroladas como temblores, crisis de ansiedad, etc. es necesario pedir apoyo de un profesional especializado.

El que una muerte suceda en un contexto que pudiera considerarse traumático, es un factor de riesgo para el desarrollo de complicaciones por lo que la ayuda es siempre necesaria.

“Esto no significa que todas las personas que hayan vivido la muerte de alguien querido por un accidente, por un homicidio o suicidio, van a tener complicaciones, pero si que el proceso requiere que al menos un profesional valore el cómo se está viviendo y si es necesario algún tipo de apoyo psicoterapéutico o inclusive médico”.

Adrian quien es psicólogo especializado en atención al final de la vida y procesos de duelo, además de acompañamiento a personas con enfermedades avanzadas y a sus familiares, declaró que según cada persona hay cosas que se pueden recomendar para ir haciendo frente a la situación vivida, tanto en lo físico, emocional, espiritual, cognitivo.

Como ejemplo de esto, puso el contacto con la naturaleza, la alimentación balanceada, hacer ejercicio, escribir, mantener el contacto con las relaciones importantes, prácticas contemplativas, yoga, ir a la iglesia, entre otras. “Sin embargo, no podemos generalizar pues a cada persona le ayuda más o menos según su propia experiencia de vida y según la experiencia traumática vivida”.

Niños de por medio

En la mayoría de los casos nos sumergimos tanto en el dolor que cuando hay niños también afectados, no sabemos cómo actuar para ayudarlos y no perjudicarlos aún más.

En este caso, con los niños lo más importante es siempre hablar con la verdad, intentando adaptar las explicaciones a la edad.
“Es importante también tras una explicación previa de las posibles situaciones que se vivirán o que se están viviendo y el objetivo de cada una, otorgarles la libertad de decidir si quieren participar o no de las diferentes ceremonias o rituales”.

Los niños no por ser niños son más débiles, las personas desde que nacemos venimos con “una brujulita interior que nos marca el camino que en los momentos difíciles podemos tomar en base a nuestras necesidades y posibilidades”, concluyó.

UN APUNTE

Conferencia

El psicólogo internacional Adrian Chaurand, director científico del programa Duelo por México, visitará el país invitado por el Centro Vida y Familia Ana Simó, para ofrecer la conferencia “Comprender el duelo, claves para afrontar el proceso”, el jueves 23 de febrero, a las 7:00 de la noche, en el auditórium de la Unphu.