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El golpe Estado de Batista

El golpe Estado de Batista

El pueblo cubano, con profunda y nueva raigambre patriótica, esperaba, aquel 20 de mayo de 1952. Era la conmemoración del 50º aniversario de la instauración de la República de Cuba. Sobre el Castillo del Morro de La Habana, ondeaba la bandera de la estrella solitaria, mientras descendía la de los Estados Unidos.

Esta escena se iba a conmemorar el 20 de mayo de 1952. Y el 1ro de junio de ese mismo año se celebrarían las elecciones que por expreso en la Constitución de 1940, elegirían al nuevo Presidente de la República.

50 años: la nación más joven con la economía más sólida. El azúcar, oro blanco cambiado por billetes verdes, se inyectaba, como la sangre, por todas las venas del organismo nacional.

El pueblo cubano vivía gozoso, como reflejaban sus dichos populares: “El cubano se ríe, decían, hasta de su propia desgracia” y “ni te ocupes, chico, no hay problema”. Respuesta acostumbrada ante cualquier necesidad de cualquier otro…

Pero anhelaba un cambio político disgustado con los dos últimos gobiernos. Porque el problema de Cuba no era económico ni social. Era político.

Todo en Cuba marchaba de acuerdo a la ejemplar Constitución de 1940, en la cual mi padre, el doctor Manuel Dorta Duque, participaba como delegado por la provincia de La Habana, (1939), basada en el reconocimiento de la dignidad de la persona humana, contemplaba todos los derechos humanos que hoy en día se definen en la reconocida  declaración de las Naciones Unidas.

Y, como en la Constitución de 1902, la nueva Ley de Leyes prohibía terminantemente la reelección.

El pueblo cubano conocía su Constitución porque todas las sesiones de la Asamblea Constituyente (1939), se transmitieron por radio. Y se aireaban por la prensa

Pero hubo un 10 de Marzo de aquel año en que, funesto y fatal, Batista se presento de madrugada en el Campamento Militar de Columbia,  se declaro Jefe Militar de Cuba y Presidente de la República. Abolió la Constitución de 1940, disolvió el Senado y la Cámara de Representantes. Conmino al Poder judicial.

La razón de Batista claudicaba porque el descontento general producto de los desgobiernos del Partido Revolucionario Cubano (auténtico) encabezados por los Presidentes doctor Ramón Grau San Martín y doctor Carlos Prío Socarras, llegaría a su fin. La esperanza nacional era el proceso electoral del 1ro de Junio de 1952.

Pero, Batista, dos meses y medio antes de las elecciones, en que el mismo era candidato, troncho el ritmo constitucional con un Golpe de Estado.

Batista preveía que el triunfador en las próximas elecciones seria el doctor Roberto Agramonte, profesor de la Universidad de La Habana y dirigente del Partido del Pueblo Cubano (ortodoxo) que había fundado  Eduardo Chibas Ribas.

Eduardo Chibas,  luchador contra Machado desde sus años de estudiante había sido elegido senador en 1944.

 Fundó el Partido del Pueblo Cubano (ortodoxo) y arremetió con ataques demoledores contra el gobierno de Prío Socarras.

El Nacional

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