(2)

Lo que acontece con el Movimiento Verde es plausible, pero a la vez preocupante, pues crece como la verdolaga, pero sin una verdadera dirigencia que entienda a profundidad los entresijos del poder. He dicho ya en varias ocasiones, que el PLD tiene corruptos y que algunos de sus miembros realmente deben estar presos y expulsados de esa organización, pero eso no significa que es un partido de corruptos, pues tiene a cientos de miles de miembros y simpatizantes que sufren las calamidades sociales y muchos de ellos, incluso, participan en las movilizaciones verde.

Ahora bien, plantear que la salida del poder de Danilo Medina y el PLD es la solución a nuestros males sociales, es dejar de manifiesto que no existe una conciencia clara de hacia donde van los verdes y ese será el gran reto, definir estrategias que vayan más lejos que un cuestionamiento al partido de turno.

De perder el control, dada su abigarrada composición, entre ” infiltraciones de políticos que desnaturalizan el movimiento, todos perderíamos el instrumento idóneo y de más alta categoría ciudadana para demandar avances sociales y el cese de la corrupción y la impunidad, pero, no sólo al PLD, sino a cualquier partido que le toque dirigir los destinos del país.

Ahora bien, la lucha de 4 % sólo requería voluntad política, pero estas exigencias verdes requieren cambios profundos y estructurales, los cuales se logran desde el Estado y con poder de decisión. Lo que queremos significar, es que el Movimiento Verde no tiene más opción que buscar el poder político y eso sería un paso de alta categoría histórica, que presentaría un nuevo enfoque.
Pablo Iglesias y su ” Podemos” han escrito historias inolvidables de triunfo, porque el joven líder supo quemar sus etapas y ha sabido obrar con sagacidad política. Recientemente, a Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, se le ocurrió pedirle la renuncia al presidente del gobierno español Mariano Rajoy e inmediatamente Podemos y su líder declararon que se estaba pidiendo un imposible.