¿Qué Pasa?

El lado bueno

El lado bueno

Los manejos de la fe
Sin caer en excesos de libertad, y sin pretender que se dejen de lado las reglas que son parte de la vida, lo cierto es que hay muchos tipos de fe, y algunas inclusive te atan de pies y manos hasta quitarte casi la respiración.
Ana Julia es el mejor ejemplo y conocí su historia de boca de su padre, cuando dolido contó en público la manera en que aprendió a través de la fe, a no pelear con Dios, cuando supo que su hija había muerto en manos de su esposo.
Es una larga e increíble historia que comienza cuando ella, criada en un hogar cristiano, se casa fuera del país con un hombre de su misma religión y con quien se auguraban muchos años de vida juntos.
Y fueron felices hasta que él, como dicen los creyentes, se descarrió, cayó en vicios y comenzó a tener el hábito de golpearla todas las noches. Un día fuerte, el otro fuertísimo y luego, hasta dejarla inconsciente tirada en el piso.
Su padre cuenta con mucho dolor, cuando ella le escribía o llamaba contándole los maltratos de su marido y la manera en que había abandonado la religión para tomar las calles.
Fueron varias cartas, varias llamadas desesperadas en las que ella les contaba con dolor su experiencia y en las que ellos, como padres creyentes le aconsejaban tratar de sobrellevar y entender a través de su fe. Porque lo ideal es mantener el hogar unido.
Tanto él como su esposa le aconsejaron, le hablaron en cada momento en que ella les consultaba desesperada. Pero sin ánimos de cuestionarlos, lo cierto es que nunca le dijeron que debía dejarlo antes de que algo más grande pasara. Sus mensajes eran bellos, de amor, de unión, pero mirando la realidad, hay asuntos que ameritan otras actuaciones.
Un día orando en su iglesia, alguien les llamó para darle la terrible noticia de que su hija estaba muerta. La había matado su esposo en una de esas tantas noches en que llegó ebrio a su casa y la golpeó sin detenerse.
Es aquí donde sentimientos encontrados hacen que admire el discurso de ese padre, que, contrario a lo que muchos solemos hacer, entendió con su fe, que pase lo que pase, hay que aceptar lo que Dios disponga. Nunca dudó a pesar de que se le rompía el alma, nunca mostró inconformidad ni irrespeto. Nunca se tambaleó su fe.
Su hija ya no está y solo pide perdón para el victimario.

El Nacional

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