Opinión

El líder que pudo ser

El líder que pudo ser

El Presidente del PLD, Leonel Fernández, acaba de concurrir a un congreso partidario que quisiera borrar de sus recuerdos, pero lejos de hacerlo, se ha dedicado a resaltar su adversidad y, por ello, a agravarla.

Tuvo dos momentos difíciles y lo asombroso es que en cada uno de ellos reaccionó de forma distinta. Pareció asimilar el primero, pero la segunda caída lo desbordó e implicó una especie de estocada mortal.

En ocasión de la juramentación de los nuevos integrantes del Comité Central, pronunció un magnífico discurso. Consciente de que para celebrar había pocos motivos, focalizó la atención hacia el hecho de que no se hablara de ganadores ni perdedores, que los adversarios estaban afuera. Políticamente correcto.

Luego vino la ampliación del Comité Político y con ella el desmadre del pasado Presidente. Escribió un lamentable artículo periodístico sin ponderar que, con él, se hacía más daño a sí mismo que al obvio destinatario del texto, que no es otro que el Presidente Danilo Medina.

En síntesis, la publicación pretendía establecer que el actual primer mandatario tiene un liderazgo que es derivación de la circunstancia de que tiene la posibilidad de usar los resortes del Estado para obtener influencia.

Como si le escribiera a extraterrestres, el Dr. Fernández ocultó que de esos mismos recursos dispuso él, y al decir lo que dijo, está admitiendo que si hoy, al haber perdido esas prerrogativas ha disminuido su protagonismo, es porque su liderazgo no era tal, sino que se trataba de algo coyuntural. Y era así.

En esto radica la importancia de esta historia. Leonel Fernández, el del ascenso al poder en 1996, era un político dotado del perfil para convertirse en el líder que, por su incidencia en las transformaciones requeridas por esta nación y su democracia, asumiera un liderazgo que se colocara por encima del populismo y del clientelismo que tanto daño nos han causado y que hoy critica desprovisto de autoridad para hacerlo.

El líder que pudo ser y no es, no está teniendo la nobleza de asimilar errores del pasado y admitir, después de una rectificación de rumbos, que las diferencias en las formas del presente, están en el centro de las causas de su declive, por un efecto de elemental comparación.

Aquí todo se recicla y olvida. El podría no ser la excepción. Lo grave es que su conducta garantiza que, reinstalado en el poder, tendríamos el Leonel de siempre.

 

Pedro P. Yermenos
Forastieri

El Nacional

La Voz de Todos