Opinión

El machismo mata y más

El machismo mata y más

Los cuatro asesinatos cometidos por Víctor Alexander Portorreal Mendoza, El Chamán Chakcra, nos rememora los complicados escenarios del feminicidio en estos últimos años, acrecentando escenas de horror que terminan consternando a esta sociedad.

No hay que revivir detalles de uno de los feminicidios ampliados más crueles acontecidos en nuestro país, ni tampoco aludir a circunstancias y pormenores, pero sí decir que un crimen así, es perfectamente posible en un contexto como el nuestro donde mantenemos la misma disposición sociocultural de siempre.

Porque lo cierto es que, cuando un crimen como el feminicidio se instala en una sociedad, si no se producen cambios socioculturales, es muy difícil erradicarlo, y al contrario, va incrementándose.

Y en la R. Dominicana, no ha habido remoción de hábitos negativos en las estructuras sociales, económicas y políticas en los últimos cincuenta años capaces de modificar resultados delincuenciales y criminales y nuestros niños y niñas crecieron y crecen en un ambiente de desigualdad y doble moral que aquí, nadie ha tratado de modificar desde el poder.

Es lamentable que las autoridades se mantengan en un imaginario de poder androcéntrico y machista, entre otras condiciones negativas, a veces, intentando hacer cosas desde la presunción inundada de suficiencia o desde el desconocimiento total del fenómeno, haciendo planes con consecuencias y resultados, que no tocan el origen para nada y mantienen estos crímenes en aumento.

Como dijera Millizen Uribe en un excelente artículo en noviembre pasado, “de manera recurrente, en la sociedad dominicana, se comete el error de que cuando por fin se decide enfrentar un problema, los esfuerzos se centran en los efectos y no en las causas”.

En estos días, hay muchos ejemplos de verdadera dialéctica, sobre todo masculina, reforzando acciones discursivas que llaman la atención hacia la necesidad de parar los feminicidios, sin embargo, no pasan de ser una campaña más, porque si las advertencias vienen, por ejemplo, de personajes cómicos que basan su humor en hacer comicidad sexista, o de celebridades que, al margen de sus prestigios profesionales, exhiben conductas machistas y autoritarias, o de quienes muestran una vida doble moral, no habrá nadie que se crea el mensaje.

Aquí, hay que remover estructuras muy dañadas y descompuestas en todos los ámbitos del poder que, si algún día lo fue, dejó de ser democrático. Somos un país enfermo de machismo, cuyos dirigentes son machistas y no entienden que eso es peligroso. Y el machismo mata a las mujeres, a otros hombres, a los niños y a las niñas. Y también roba, corrompe y destruye. ¡El machismo, es grave, muy grave!

El Nacional

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