¿Qué Pasa?

El mar como alforja creativa

El mar como alforja creativa

Pocos artistas tienen el mar como secuaz.  A cada herida un paisaje. A cada pintor le entraña un universo.

Dentro del poblado en transparencia de los emblemas y las alegorías convocantes -ya en la plástica como en la literatura-, el mar ha servido de pretexto, trasfondo, inspiración, metáfora y superficie.

Sin embargo, pocas veces ha fungido como  espacio protagónico de una alforja creativa anhelante.

El pintor Reyes Ocre, es de los pocos que tizna su paleta, salvando la aventura del color con el rescoldo de un mar  vuelto signo, vínculo y utopía.

Es decir, endecha y escenario; demarcación febril, pasión, reflejo, incertidumbre y semejanza.

Para Reyes Ocre, el mar es ese espacio que la infancia intuyó mágico, vasto y ondulante. Piel y cielo de una pasión sin limite de tiempo,  como la memoria que esplende y redescubre sus andanzas.

Concebido como cadencia y pictografía de una humanidad integral, con sentido de pertenencia y  ubicuidad, el mar para este artista es melancolía y advenimiento de un mundo de voces nuevas e inexplorados crepúsculos.

Hablo del instante en que el grafito que lo fija personaje, se colma de sentidos y sentimientos, simbolos y alegorías, para vadear la solemnidad del insomnio que lo traspasa y determina.

La tela juega con el agua, junto a su fauna y flora trastabillante, y ésta le da forma y sentimiento a su monstruo de fuego enmascarado –el color, el trazo insurgente, la línea provocativa y su emergencia trágica;  el punto, los “círculos concéntricos” que decía Jorge Luis Borges, donde el oficio de pintar, se sucede como tragedia,  murmullo y espectáculo-, aprovechándolo como sustancia icónica que sabrá luego la nostalgia historiar, como azoro irrepetible y sosegado.

Por Reyes Ocre, la tela habla y se aventura a imaginarnos a orillas de su desmembrado y patético estupor.

El pintor calla y hurta del mar su fantasmática audaz.

Su bastidor se corrompe y lanza al ruedo de los emblemas, su atropello de inmundicia, maravilla  y desmemoria.

Nada está al azar. Todo es cúmulo y herencia.

Un Apunte

Reyes Ocre a descubierto que el mar es sublevación y sublimación. Espacio “convicto” de la alteridad. Huella  del desenfreno. Sonido y temeridad de una imaginación sin reposo ni contraparte.

El Nacional

La Voz de Todos