Contrario a lo que muchas personas quieren que creamos, el carbón limpio no existe, pues es una de las principales fuentes de contaminación de mercurio y causante del calentamiento global. La explotación minera del carbón destruye millones de hectáreas de tierras y contamina miles de millones millas de corrientes de agua en el mundo.
En los lugares donde se instalan plantas de carbón se incrementan los casos de asma en los niños, así como otras patologías respiratorias que provocan miles de muertes en los países pobres.
Invertir en plantas de energía a base carbón sucio para satisfacer necesidades de energía es similar someter a nuestros hijos y nietos a décadas de enfermedades e impactos dañinos a la salud y al medio ambiente. Es el camino más retrógrado, sucio y costoso que se puede elegir.
El carbón ha causado más daños generalizados a la salud de los humanos y el medio ambiente que cualquier otra fuente de energía. Sin embargo, justo ahora, se está contemplando construir dos nuevas plantas en el país.
Las plantas a carbón causan estragos en la salud de la población.
Las plantas de energía a carbón han causado estragos en la salud de los chinos, cada año el Estado invierte 300 mil millones de dólares en medicamentos para afectados por contaminación.
El hollín que producen las plantas de carbón se convierte en mercurio que termina en el estómago de los peces que comen las personas. Cuando entra al cuerpo humano, el mercurio actúa como una neurotoxina, interfiriendo con el cerebro y el sistema nervioso.
Mientras en China el Congreso otorgó hasta el próximo 30 de enero como plazo máximo para sustituir las plantas de carbón por gas natural, en Estados Unidos más de 13 millones de acres de lagos y 750 mil millas de ríos son sometidos a advertencias sanitarias respecto al consumo de peces debido a la contaminación con mercurio.
Estos datos en salud deben servir de referencia para determinar la viabilidad o no de construir plantas que producirán energía, pero que al mismo tiempo dañarán la salud de la gente.
