Opinión

El origen de los partidos

El origen de los partidos

Es difícil hablar de democracia en los tiempos que corren sin considerar a los partidos políticos, pues ellos son los principales articuladores y aglutinadores de los intereses sociales. Para precisar su origen podemos distinguir dos acepciones.

Una concepción amplia de partido nos dice que éste es cualquier grupo de personas unidas por un mismo interés, y en tal sentido el origen de los partidos se remonta a los comienzos de la sociedad políticamente organizada.
En Grecia encontramos grupos integrados para obtener fines políticos, mientras en Roma la historia de los hermanos Graco y la guerra civil entre Mario y Sila son ejemplos de este tipo de ”partidos”.
Los primeros partidos políticos fueron el resultado de la quiebra de la sociedad tradicional o feudal y su paso a la sociedad industrial.

El mundo burgués, posterior a las revoluciones en Inglaterra y Francia, requería de formas de organización política que sustituyeran a las estamentarias o corporativas por nuevos modos de organización, dependientes de grupos políticos organizados en el parlamento, con reglas claras para la circulación de la clase política.

En RD la primera entidad política fue el Partido Azul, fundado en 1866

De ahí que la sociedad libre que surgió después de la quiebra de los estamentos y las corporaciones precisaba de organizaciones que fueran funcionales en el nuevo estado de cosas.

La división entre la sociedad civil como ámbito de la libertad de la persona – dotada de derechos inherentes – y la sociedad política o Estado exigía canales de comunicación que articularan intereses entre una y otra.

Los cauces de intercambio fueron el parlamento, los partidos políticos y la opinión pública.
Mi conclusión es que aunque su función es ambigua, resulta indispensable en una sociedad plural en la que los distintos grupos e intereses requieren de participación y representación. Lo condenable siempre es el partido único, que generaliza artificialmente intereses particulares.

Por el contrario, los partidos políticos en plural y en condiciones de una lucha política en igualdad de oportunidades son los mejores catalizadores, propiciadores y garantes de la democracia.

El Nacional

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