Opinión

El otro voto

El otro voto

Orlando Gome

Al momento de escribir el presente artículo los ciudadanos de los Estados Unidos están votando, y probablemente el resultado de esas votaciones cambie para siempre al mundo. No me refiero al voto a la Presidencia que se disputan Hillary Clinton y Donald Trump, sino al voto para legalizar el uso recreacional de la marihuana en Arizona, Nevada, Massachusetts, Maine y, más importante aún, en California. Décadas de prohibición han resultado en la muerte de millones de personas como resultado del tráfico y el consumo, el fin de ese ciclo podría estar viendo el inicio de su fin.

En California reside 1/5to de la población de los Estados Unidos de América, y es probable que su aprobación del uso recreacional de la marihuana impulse medidas similares en el noreste de los Estados Unidos en lugares como New York, New Jersey y Pennsylvania, lo que podría obligar al gobierno federal a reconsiderar la categoría de la marihuana como sustancia prohibida, incluso removiéndola totalmente.

La ola de legalizaciones en Estados Unidos podría tener efectos enormes no sólo en el uso, consumo y distribución de la marihuana, sino también en las políticas públicas alrededor de las drogas. La guerra contra las drogas en la forma que la han llevado todos los Estados del mundo ha sido un fracaso rotundo, con un costo incalculable en vidas, recursos y sostenibilidad institucional.

Latinoamérica, África y Asia en particular han llevado la carga más pesada en la fracasada guerra y han visto ciudades, regiones y hasta Estados completos colapsar por la violencia y corrupción que se alimenta del tráfico ilegal de estupefacientes. Tráfico que no existiría si el negocio fuera legal.

Las experiencias de Portugal, Colorado y Suiza han venido revolucionando las formas en que se enfrenta el tema de las drogas, considerándose más una situación de salud pública que de criminalidad. En esos lugares el consumo no ha aumentado, la violencia relacionada al tráfico de drogas ha desaparecido y las muertes relacionadas al uso de drogas se han reducido de forma dramática.

De mantenerse el resultado de las encuestas en las votaciones, en 9 Estados y el Distrito de Columbia que componen un cuarto de la población americana, el uso recreacional de la marihuana será legal. Si la experiencia de Colorado se replica en California es probable que la guerra mundial contra las drogas tome un giro dramático cuando Estados Unidos, el país que inyecta mayores recursos en mantener la prohibición, deba replantearse su actual política por la presión interna que generaría la legalización en sus más grandes Estados. Cuando llegue ese día, países como el nuestro finalmente podrán respirar aliviados de ver el fin a una guerra que nos ha costado tanto.

El Nacional

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