Opinión

El Papa cerró muchas bocas

El Papa cerró muchas bocas

Habría que ver dónde metieron la cabeza, porque la boca se sabe que la cerraron, los que desde los púlpitos pregonaban a los cuatro vientos como una maldición del demonio las relaciones íntimas entre personas del mismo sexo.

El Sumo Pontífice ha sido claro cuando dijo: “Si alguien es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad ¿Quién soy yo para juzgarle…? De modo que los que valiéndose de sotanas u otros atuendos religiosos pretenden llevar ante la feligresía mensajes ajenos a la filosofía cristiana de que “Todos somos iguales ante los ojos de Dios”, se les peló el billete.

El Papa, además de un hombre de fe sabe interpretar los tiempos, lo que no han hecho obispos católicos ni pastores evangélicos que insisten en segregar de la sociedad a seres humanos que deciden sus preferencias sexuales por personas del mismo sexo.

El Papa, al igual que los obispos, sabe que esa condición, en la mayoría de los casos obedece a razones patológicas. Esto fue confirmado por el doctor Spitzer, profesor de psiquiatría de la Universidad de Columbia, en Nueva York.

La tesis de Spitzer fue el resultado de una investigación con más de 200 casos entre hombres y mujeres, en los que concluyó que las personas con esas condiciones pueden llegar a ser predominantemente heterosexuales luego psicoterapias ofrecidas en  gran parte por organizaciones religiosas.

Desde 1973, la comunidad científica internacional considera que la homosexualidad no es una enfermedad. Sin embargo, la situación legal y social de la gente que se autodenomina homosexual varía mucho de un país a otro y frecuentemente es objeto de polémicas.

Ahora, lo más importante de la posición del Papa es que abre la oportunidad para eliminar de una vez y por toda, los prejuicios que envuelven a un sector importante del cristianismo en la humanidad.

Esto sin mencionar que constituye una violación a los derechos civiles y humanos el rechazo de una persona por sus preferencias sexuales. ¿Acaso Jesús no protegió ladrones y prostitutas?

El Nacional

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