Opinión

El patriota Ramón Almánzar

El patriota Ramón Almánzar

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Luego de los debates y en poco tiempo, el también honorable, brillante y honrado juez de Nagua, provincia María Trinidad Sánchez, volvió a ordenar la libertad desde la sala de audiencia de Ramón, pero otro grave inconveniente surgió en esos momentos.

Y era que la Policía de allí, reforzada por un contingente, pretendía llevárselo por la fuerza al cuartel de Nagua, mientras cientos y miles de ciudadanos trataban de impedirlo.

Ya habíamos conversado con el fiscal y el juez de Nagua, informándole el plan que había de asesinar a Ramón cuando este llegara a la Cárcel. Ellos nos comprendieron y aprobaron que en el despacho de ambos, fuese llevado hasta que la situación se calmase.

Ese día, la gran emisora del pueblo “Radio Comercial” ofrecía continuos avances de noticias a todo el país sobre lo que en Nagua estaba aconteciendo y el peligro que corría Ramón y sus abogados.

Como estrategia, acordamos con la potente Color Visión y Radio Comercial, que a las dos de la tarde nos trasladaríamos con Ramón y el pueblo al destacamento principal de la Policía Nacional de allí, pues estos medios de comunicación iban a cubrir la salida de Ramón y sus acompañantes; ocurriendo que la energía eléctrica fue suspendida antes de esa hora, y nosotros lo esperábamos.

A las 2:05 de la tarde, Ramón expresó las siguientes frases para la historia: “La libertad no se pide, la libertad se conquista”, y al salir del tribunal nos esperaban miembros de la policía, y como algo divino, nuevamente el doctor Cándido Simó y el doctor Domingo Porfirio Rojas Nina, logramos subirnos en la camioneta de la policía, mientras los valientes abogados de Nagua y el pueblo seguían la camioneta, pues estábamos cerca del tribunal y llegamos rápidamente.

Allí nos esperaba el afable y cordial coronel Vinicio, quien al escuchar los planteamientos de varios abogados, llamó al jefe Policial de la época, quien comprendió la situación y ordenó que Ramón nos fuera entregado ante los aplausos y gritos de los presentes.

Momentos antes, junto a Ramón, exigimos a dicho oficial que es te no fuera llevado a la celda; y Ramón se expresó en alta voz así: “Yo estoy en libertad con dos órdenes de las autoridades competentes, no soy esclavo, ni lo seré nunca”. Ramón quiso pasar por la emisora de allí a ofrecer al pueblo de Nagua y a cientos que lucharon por su libertad injustamente conculcada y así fue, dando una pequeña caminata por la ciudad y Ramón cumplió con sus deseos.

Con el también valiente síndico de Nagua, en esa ocasión Pay, se organizó una caravana de varios vehículos ya que no era descartable que en la trayectoria de Nagua a Santo domingo, Ramón pudiera ser asesinado.

Salimos de Nagua cercano a las 6:15 de la tarde, acordando que cada 4 o 5 kilómetros, Ramón y acompañantes cambiaran de vehículos, y así fue, y llegamos a la vivienda de Ramón pasada las 10:30 de la noche, donde su distinguida esposa, hijos, vecinos y amigos lo esperaban con aplausos y abrazos. Y Ramón dijo: “Mi lucha no ha terminado, esta misma noche continuará, viva la libertad”.

Sin lugar a dudas, Ramón verdadero patriota

El Nacional

La Voz de Todos