¿Qué Pasa?

El Pera, rostro vivo de historia Teatro en RD

El Pera,  rostro  vivo  de  historia Teatro  en RD

Con 90 años y las energías de un muchacho de 18, Salvador Pérez Martínez es un hombre vivo, despierto, vigoroso y satisfecho de haber entregado su vida al teatro, de haber sido el creador del concepto de Teatro Rodante, que llevó el quehacer escénico, desde los años 60 y 70 y mucho más, a barrios y campos en los cuales nunca se había presentado una obra teatral.

Este mismo hombre, vital y expresivo, fue el responsable de que masivamente la gente marginada de las pocas salas de teatro que había en Santo Domingo, en localidades alejadas, pudiera disfrutar de obras que marcaron dos, tal vez tres generaciones de dominicanos, muchos de los cuales se orientaron por esta profesión posteriormente.

Antes del Teatro Rodante, dice, creó el Teatro la carreta, como un homenaje a los teatristas que iban de pueblo en pueblo en una carreta, llevando teatro a los pueblos alejados.

Considera El Pera que el teatro es la vida llevada a su expresión artística en su felicidad, su drama, su miseria, sus esperanzas y sus éxitos.

Y recuerda que el teatro ha sido un arma de propaganda utilizada por revolucionarios y patriotas del mundo entero para difundir sus ideas, tal como ocurrió aquí con Juan Pablo Duarte y el teatro de la Sociedad La Filantrópica.

“El teatro implica una fuerza de comunicación como no la tiene ningún otro arte interpretativo, por contar la presencia de la gente cara a cara a los actores, público que ha dejado sus casas para ir a una representación de sentimientos, ideas y personajes”, afirma Salvador Pérez Martínez.

De baja estatura, rostro compacto, ojos saltones y una voz reconocible por las veces que le hemos escuchado recitando poemas de belleza extrema o parlamentos sociales o dramáticos de las decenas, centenares de obras teatrales. Calculadas en 321 hasta la fecha, a la que se agregan varias películas, entre ellas No hay más remedio (Pinky Pintor), La Gunguna y Locky 7 (Ernesto Alemany), Cristo Rey (Leticia Tonos), El Plan Perfecto (Robertico Ángel Salcedo), Dos policías en apuros (Francisco Disla) y más recientemente Hay un país en el mundo (documental de Pinky Pintor).

El recuerdo

El Pera, como es mucho más conocido, tiene tanto y tanto que decir, es tan extensa la temática que en materia de actuación y gestión teatral puede tocar, que opta por iniciar por lo fundamental, que a su juicio es el aporte que a la formación de los jóvenes de hoy, puede aportar el teatro.

Recuerda que las actuaciones que más le han marcado la vida profesional han sido: Vacaciones en el cielo, de (Manuel Rueda; Se busca un hombre honesto (Franklin Domínguez); La otra estrella (Máximo Avilés Blonda), Tribunal de Confiscaciones, Farsa y Justicia del Señor Corregidor y la comedia social Este Cura, del dramaturgo español Alfonso Paso.

Sobre esta última considera que algún cineasta dominicano debería interesarse por llevarla al cine, por su carga social y de humor. Considera que el personaje del cura “revolucionario” que se enfrenta en un pueblito a un cacique local (el gobernador) que explota y reprime las ansias de liberta y progreso de la comunidad.

Ganador, ganador

El Pera es un ganador por su talento.

Desde jovencito se acerco a La Voz Dominicana para participar como declamador en sus concursos televisados de aficionados como declamador, ganando en 13 oportunidades que se presentó.

Eso llamó la atención de Petán Trujillo, quien lo bautizó como “El españolito”, debido a que recitaba poemas de autores españoles con el acento nacional ibérico, por lo que dispuso que estudiara en la academia de la planta televisora, en la que debutó varios meses después como actor, pero fue cancelado porque detectaron que era contrario a la dictadura.

Cholo Villeta
Refiere El Pera que está hoy vivo gracias a que el peor calié de la dictadura de Trujillo, Clodoveo Ortiz (Cholo Villeta), le advirtió que no debía seguirse pronunciando contra Trujillo y llegó al extremo de mandarlo a esconder a su finca en La Vega, de la cual se escapó, pero regresó por consejo de los chinos que tenían el restaurante en el centro del pueblo.

“Yo estoy vivo hoy gracias a Cholo Villeta, que era amigo de mi padre de crianza y quien en varias oportunidades evitó que yo fuera apresado y quién sabe si asesinado debido a mis postura políticas”, afirmó.

Recordó que en una oportunidad, en la entrada de La Voz Dominicana, se pronunció a viva voz contra Trujillo. “Sé que era un riesgo, pero me dolía lo que pasaba en el país”, afirma. A partir de esa ac tuación, Cholo Villeta se le acercó casi como un padre, para pedirle que no volviera a cometer un error así.

La escuela teatral

Para la primera década de 1940 era un lector voraz, por lo que conoció las grandes obras del teatro universal (Antón Chejov, Cervantes, Shakespeare). Mediante los concursos de aficionados (que ganó repetidamente como declamador) ingresó a La Voz Dominicana y de ahí pasó a la Escuela Nacional de Teatro, que había sido fundada en 1946 en Bellas Artes, bajo la dirección por Emilio Aparicio, español republicano exiliado en el país.

Don Emilio Aparicio le regaló un libro de reflexiones sobre este arte (del cual no recuerda el autor) en que leyó: “ El teatro es la representación artística de la vida”. Esa sola frase le indicó que ese era el destino profesional que deseaba: ser actor.

El director que le tocó unos años más tarde fue el cubano José de San Antón, quien lo entrenó personalmente al percibir sus condiciones para la actuación.

En 1946 pasó a estudiar en la Escuela Nacional de Arte Escénico, allí, durante seis años, se mantuvo como alumno meritorio. En 1953 ganó el segundo premio Lord Inglés por su participación en la obra “El novio de Betty” o “La torta de alarma”. “Otra vez el diablo”, de Alejandro Casona, marcó en 1954 su entrada profesional a las tablas. La prensa de la época lo reseñó como el debut del año.
El formador
Conjuntamente con su labor de llevar el teatro a los rincones del país, como docente de la Escuela Nacional de Arte Escénico no son pocas las figuras fundamentales del teatro con las que trabajó en aulas para formarlo.

Entre las figuras que pasaron por sus manos de maestro teatral están: Rafael Villalona y Delta Soto (antes de irse a perfeccionar en la desaparecida URSS y que luego regresarían a fundar Nuevo Teatro; Jaime Lucero, que fundó una compañía teatral que vinculaba la tradición folklórica con el teatro); Albert Moll, María Castillo,(una de las mejores actrices y directoras de la actualidad); Ramón Armengol, que pasó a fundar el teatro juvenil de La Vega; Joseph Cáceres Mateo (que se destacó como creativo director del grupo que montó Tataiba, espectáculo teatral que creó un precedente (antes de ingresar como periodista de farándula, en el cual es hoy una de sus figuras emblemáticas).

UN APUNTE

¿Quién es?

Salvador Pérez Martínez nació el 26 de septiembre de 1931 en lo que antes se conocía como Galindo, hoy ubicado entre los barrios María Auxiliadora y Mejoramiento Social. Vicenta Matos fue su madre de crianza. Nació sin poder caminar, por lo que su vida se limitó durante sus primeros años a ver y analizar el comportamiento de la gente que pasaba a su frente, la esencia del teatro.
Pasó por escuelas y llegó a La Voz Dominicana ganando como aficionado declamador. De ahí se formó en la Escuela Nacional de Teatro, dirigido por José de San Antón.