La palabra es la reproducción en sonidos de algún impulso nervioso. Pero inferir además a partir del impulso nervioso la existencia de una causa fuera de nosotros, es ya el resultado de un uso falso e injustificado del principio de la razón.
Nada hay en la naturaleza, por despreciable e insignificante que sea, que, al más pequeño soplo de conocimiento, no se infle inmediatamente como un odre, del mismo modo que cualquier mozo de cuerda quiere tener su admirador.
El intelecto, como medio de conservación del individuo, desarrolla sus fuerzas principales fingiendo, puesto que éste es el medio, merced al cual sobreviven los individuos débiles.
En los hombres débiles alcanza su punto culminante este arte de fingir; aquí el engaño, la adulación, la mentira, la farsa, el vivir del brillo ajeno, se convierte en una acción de vida.
De ahí que político como Gedeón Santos hacen la diferencia frente a los demás, porque siempre está claro en que la gente hay que decirle la verdad, sin importar las consecuencias.
Cuando hace 10 meses le fue diagnosticado un cáncer linfático, estoy seguro que la mayor prueba de valor a la que ha sido sometido en su vida.
Pero el decirlo a la sociedad, sin ningún temor ha sido un acto de responsabilidad a lo que los actores políticos del país no están acostumbrados.
Ahora correspondió a Gedeón decir al país que logró vencer el cáncer y quienes lo conocemos sabemos que dará mucha carpeta durante la campaña electoral que inicia en enero.
El informe dado a conocer por el funcionario fue preparado por el doctor Fernando Cabanillas, médico-científico que le asiste durante el tratamiento con el que logró superar la enfermedad.
“En este momento hemos “alcanzado una remisión completa comprobada por medio de un escintigrama, y basado en su larga experiencia con esta enfermedad este médico y consagrado científico al que después de Dios le debo la prolongación de mi vida, afirma que mi “pronóstico es sumamente favorable y que la probabilidad de una curación total es excelente”,
Esa expresión solamente puede salir de alguien capaz de atreverse. De Gedeón.
