El derecho a la información es fundamental, reconocido en la Constitución dominicana y protegido en los estamentos jurídicos internacionales, al extremo que se le considera como uno de los derechos fundamentales del hombre. La libertad de emitir opinión e informar a la población, sin censuras previas, constituye un derecho fundamental de los periodistas, camarógrafos y fotógrafos de todo el mundo.
Su ejercicio incluye no ser perseguidos ni discriminados a causa de las propias opiniones, así como la garantía de buscar y recibir informaciones y difundirlas por los medios para los que trabajan. De modo que la dirección del PRD incurrió en una violación grave del derecho de prensa al impedir, de manera agresiva, que los periodistas cumplieran con su responsabilidad de informar a la sociedad el desarrollo de la convención que celebraron el domingo.
Muchos reporteros, incluyendo mujeres, fueron empujados, zarandeados e impedidos de cumplir con su trabajo. Temores, no lo sabemos. Celos, tampoco. Pero la realidad es que hubo más de una violación flagrante al sagrado derecho de informar. Periodistas fueron zarandeados e intimidados por dirigentes del PRD
Las fallas en el tratamiento a la prensa comenzaron desde la Dirección de Comunicaciones del partido blanco que desde antes de comenzar el evento mantuvo una actitud de recelos frente a los periodistas, además de que no procuraron acreditar a quienes cubrirían el evento, tal y como hace la JCE en cada proceso electoral.
En el pasado, el PRD era el partido de mayor tradición democrática que había en el país, pero en las últimas décadas todos sus procesos han sido incidentados, pero jamás su dirigencia se había atrevido a trasladar la agresividad interna a los representantes de los medios de comunicación.
Inclusive, el mismo Peña Gómez que en ocasiones estuvo sometido a ataques desmedidos de periodistas opuestos a él por razones raciales o ideológicas, mantuvo el respeto al ejercicio de la profesión y al derecho de disentir de los demás.
Lo que pasó el domingo marcará para siempre a un PRD que esperaba salir fortalecido de su proceso interno, pero que por la inconducta de sus dirigentes frente a los periodistas ha sumado más animadversión al rechazo social.
