Un presidente de la República en cualquier parte del mundo tiene el derecho de establecer el mecanismo que entienda conveniente para comunicarse con su pueblo.
De manera que el documento publicado por la Sociedad Dominicana de Diarios (SDD) exigiéndole al presidente Danilo Medina y su funcionariado que hablen con más frecuencia con los medios de comunicación es una posición cómoda y hasta cierto punto justificativa.
Por ejemplo, en los Estados Unidos, la meca de la democracia, el modelo que se conoce es que sólo en casos excepcionales se puede ver a un presidente haciendo apariciones públicas u ofreciendo declaraciones.
Para uno ver a un presidente de la Nación de Lincoln reunido con un colectivo de prensa u ofreciendo declaraciones a los medios de comunicación tiene que producirse una catástrofe de grandes dimensiones, como un huracán devastador, un terremoto, un acto terrorista o un acontecimiento político de gran calado.
¿Por qué digo esto? Por lo siguiente, si los propietarios y ejecutivos de los medios impresos de este país entienden que el gobernante y sus colaboradores mantienen una actitud de poca colaboración noticiosa con sus periodistas, lo que indica la lógica es que deben revisar sus estrategias de búsqueda de noticias.
Aquí desde un tiempo a esta parte, aunque no se quiera reconocer, los periodistas que cubren las principales fuentes noticiosas vienen realizando un ejercicio periodístico frio, conservador y preservativo.
