Opinión

El PRM y la oposición

El  PRM y  la oposición

La pregunta no es, ¿qué hace la oposición?; la pregunta es, ¿existe una oposición en el país? Y si existe, ¿dónde está, qué hace, a qué se dedica?

El Partido de la Liberación Dominicana está en su peor momento, lleno de contradicciones, sin calidad moral para hablar de honestidad y transparencia, con un gobierno débil y un presidente ciego, sordo y mudo atrapado en las redes de sus mentiras, perdiendo popularidad vertiginosamente sin que las falsas visitas sorpresas, ni la prensa con sus bocinas estruendosas puedan impedirlo.

El Gobierno se cae a pedazos, el partido que lo sustenta desarticulado y dividido mientras la crisis económica avanza generando incertidumbre en los sectores productivos y descontentos en la población que desconcertada observa cómo aumenta el desempleo, el costo de la vida, la inseguridad ciudadana y la corrupción.

En medio de ese panorama desolador para el pueblo que sufre y padece los embates de la crisis, cabe preguntarse, ¿por qué la oposición, si existe más allá de las notas y las ruedas de prensa, no aprovecha esos factores para ganarse un espacio cada vez mayor en la sociedad sin tener que ocultarse detrás de las organizaciones no partidarias?

En la “oposición” actual hay de todo, desde los asépticos revolucionarios, que rechazan a los “partidos del sistema”, que no quieren unidad con nadie, ni con ellos mismos, hasta los conservadores, derechistas y oportunistas que buscan un pedazo del pastel del Estado.

Y están, lógicamente, los tradicionales que pese a todo siguen ocupado los primeros planos políticos del país entre los que se destacan el Partido Revolucionario Moderno, último desprendimiento del otrora poderoso PRD, el PRSC dividido una y otra vez, el Quisqueyano Demócrata, sin fuerza real, entre otros que no sacan ni “una gata a mear”, pero que creen lo contrario.

Dos partidos, el PLD y el PRM, ocupan los primeros lugares; el PRM al parecer no se ha dado cuenta del compromiso y la responsabilidad que tiene frente al país a pesar de contar con dirigentes y líderes de mucha capacidad y experiencia, fraguados en las luchas por más de 50 años.

El PRM pierde tiempo en una lucha extemporánea por la nominación presidencial sin antes fortalecerse y organizarse, disciplinándose y dándose una filosofía ideológica que en el accionar cotidiano lo diferencie del resto.

La miopía política es imperdonable en el PRM. Sus dirigentes saben lo que tienen que hacer, pero por alguna razón que ignoro no lo hacen. Lucen temerosos, como si tuvieran mucho que perder y nada o poco que ganar en la lucha por sacar al PLD del poder.

Todas las condiciones están dadas para un cambio. Pero no se producirá solo.

El Nacional

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