Opinión

El problema haitiano

El problema haitiano

En las décadas de los 80 y 90 al doctor Peña Gómez se le atribuía responsabilidad, de una manera infame, de la presencia haitiana en territorio dominicano. Se llegó al extremo de acusarlo, en las campañas electorales de 1994 y 1996, de pretender la unificación de isla, en caso de alcanzar la Presidencia de la República. Y en un gesto patriotero y demagogo el gobierno dispuso poner el himno nacional a las 12 del mediodía en todas las emisoras nacionales.

Para esos tiempos el número de personas provenientes de la parte occidental de la isla era cuatro o cinco veces menor al que tenemos ahora. Peña Gómez murió el 10 de mayo de 1998 y a partir de ahí es que han entrado haitianos al país. ¿Quién entonces ha sido el responsable real de la masiva presencia haitiana, la cual tiene una tendencia ilimitada al crecimiento?

El suscrito sería injusto si acusa, de forma particular, a algún político dominicano. Es que el problema migratorio universalmente es un asunto de sobrevivencia. Muchos dominicanos, arriesgando la vida en frágiles embarcaciones, se iban a Puerto Rico para cumplir el sueño de mejoría de vida, hasta que finalmente la denominada isla del encanto quebró económicamente y, para colmo, fue devastada por un poderoso huracán. ¿A quién se le ocurre irse ahora en yola para Puerto Rico, al menos que no sea a modo de puente para llegar a Estados Unidos?

Aparte de Puerto Rico y Estados Unidos, los dominicanos tuvieron como destino a Venezuela, islas del Caribe y países europeos, regularmente para realizar labores que no hacen en su país. Pero gracias a su trabajo digno, desde el exterior, las remesas se constituyeron en una de las principales fuentes de ingresos de divisas fuertes en la República Dominicana.

¿Si nuestros hermanos dominicanos han sabido separarse de los suyos e irse a lugares lejanos para sobrevivir, en cabeza de quién cabe que los haitianos, cruzando un pequeño río, no vendrán a la República Dominicana? Cruzan de forma espontánea mayoritariamente, aunque también en ambos lados de la frontera hay una mafia que se dedica al tráfico de ilegales. Esa mafia se puede corregir, pero la corrupción y la impunidad han sido las características principales de los estos gobiernos.

Podría controlarse más la entrada de venezolanos ilegales, porque Venezuela no hace frontera, ¡pero esos ciudadanos tienen otros rasgos físicos!

El Nacional

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