Opinión

El silencio para encubrir la podredumbre

El silencio para encubrir la podredumbre

Le llaman pacto de civilidad, pero es, en términos reales, el resultado de la intervención de los sectores dominantes para evitar que el intercambio de acusaciones entre los candidatos deje vacías las urnas el  20 de mayo al destapar la podredumbre  en instancias que el poder asegura que no tienen lodo.

No ha sido firmado, pero obispos y empresarios lo presentan como un hecho.

El encuentro  de los candidatos en la Junta Central Electoral el 16 de marzo, con los jueces como convocantes y el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez y monseñor Agripino Núñez Collado como testigos, fue la primera manifestación  de que los sectores dominantes intentan evitar que el chantaje electorero se desborde y los obligue a rediseñar el pacto de impunidad.

 Los obispos “testigos” han puesto plazo a la firma del acuerdo, pero esto es solo un llamado a guardar las apariencias. 

 El pacto de impunidad se torna insostenible si los dirigentes partidarios violan los acuerdos de encubrimiento. Por eso, el llamado de la clase dominante  se produce cuando se menciona  la magnitud y el origen de la fortuna de Leonel Fernández (hasta él se pretendió llegar a través de la mención de su esposa Margarita Cedeño), y de los capitales controlados por Hipólito Mejía, sus familiares y allegados.

Los representantes del poder (con sotana, con uniforme o con frac) tratan de que no se descubra el lodo de las contratas obtenidas en Haití por el senador Félix Bautista y por otros colaboradores del gobierno. Prefieren mantener ocultos los detalles de la disputa por el aporte económico del balaguerismo rancio, que ha generado tirantez  en las relaciones entre Hipólito Mejía y Leonel Fernández. Y sobre la incidencia del crimen organizado, quieren que no se hable.

Por eso la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios, ANJE, organiza un debate pautado para que, si se produce, los candidatos hablen lo permitido.

En definitiva, se trata de mantener la estabilidad política ocultando la corrupción, no combatiéndola… Para seguir llamando democracia al autoritarismo, y civilidad al encubrimiento. ¡Qué asco!

El Nacional

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