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El valor de la $angre en la vida de los enfermos

El valor de  la $angre  en la vida de los enfermos

Entre lágrimas, Alfonso Alcántara contó cómo Carmen, su mujer de apenas 24 años de edad, perdió la vida en la sala de parto de un hospital en espera de tres pintas de sangre que nunca llegaron.

“Salió de pronto una enfermera de la sala y me pasó un papel que decía que debía buscar cuatro pintas de sangre urgente, que la mujer tenía una hemorragia”, dijo.

“Vaya a la Cruz Roja urgente, urgente” le dijo la enfermera.
En la Cruz Roja se percató de que debía pagar 2,200 pesos por cada pinta de sangre y pasar por el tortuoso y obligatorio proceso de llevar tres donantes de reposición, para poder obtener el producto que salvaría la vida de su joven mujer.

“Me puse la mano en la cabeza y salí de allí sin saber qué hacer”, confesó Alfonso, para resumir los inolvidables momentos de angustia y desesperación que vivió.

Mientras su mujer se desangraba en el hospital, Alfonso se preguntaba ¿dónde, en su entorno, encontraría con urgencia a tres personas en perfecto estado de salud que quisieran donar voluntariamente sangre para salvar la vida de Carmen?.

Pero además, ¿quién podría prestarle los casi RD$9,000 pesos que necesitaba para comprar la sangre? Entre pregunta y pregunta Carmen murió sin que llegaran las tres pintas de sangre.

El drama de Alfonso se repite con una frecuencia que espanta en clínicas y hospitales, todos los días, a todas horas, en el territorio nacional.

Comprar una pinta de sangre es una travesía tortuosa y costosa para la mayoría de los dominicanos, que deja en entredicho el el inhumano, anacrónico, languideciente e indiferente sistema de salud nacional.

La comercialización de ese vital producto está plagada de irregularidades que ponen en riesgo la vida de los pacientes que ameritan transfusiones sanguíneas.

No obstante, ninguna autoridad se atreve a “ponerle el cascabel al gato” y enfrentar la negligencia, la baja calidad, los altos costos y los déficits que envuelven el negocio, en el que participan más de 60 bancos privados.

“He tenido pacientes que han fallecido por falta de sangre y ese es el momento más duro y de más impotencia para el médico, porque sabe que la sangre pudo salvar esa vida, pero no llegó a tiempo”, expresó el hematólogo Pedro Sing, expresidente del Colegio Médico Dominicano (CMD).

“Los médicos muchas veces hemos salido en nuestros vehículos y hemos aportado dinero porque la familia del paciente no tiene dinero para la sangre”, señaló.

Precisó que las estadísticas indican que entre el 18 y el 20 por ciento de los niños con cáncer que ameritan transfusiones sanguíneas fallecen, porque la sangre no llegó a tiempo o porque la familia no tenía dinero para adquirirla.

Considera que esa es la consecuencia de que el 80 por ciento de los hospitales nacionales carezcan de bancos para captar, procesar y almacenar el producto.

Empero, alrededor de un hospital público operan hasta seis bancos privados, supliendo el déficit desatendido por el Estado.

El costo

Sin necesidad de llevar un donante, Alfonso pudo acudir a un laboratorio privado pagando entre RD$4,800 y RD$6,000 por una pinta de sangre de 500 cc, precios que son privativos para la mayoría de la población.

Un paciente que amerita una operación de corazón abierto necesita 18 unidades de sangre.

El sufrimiento, la impotencia y el costo económico aumenta en pacientes con enfermedades catastróficas como la leucemia, que ameritan transfundirse con frecuencia, dos y tres veces por semana.

Ruth Mariel Guzmán es una joven madre de 18 años de edad que padece de Aplacia Medular, una enfermedad que impide que su cuerpo produzca plaquetas sanguíneas.

Para evitar el dolor de cabeza del donante, su familia optó por comprar la plaqueta en los bancos privados. Ahora, el dolor de cabeza es conseguir el dinero para obtener el vital producto.

De lunes a viernes, una carga de plaqueta le cuesta RD$19,500, pero los fines de semana y en la madrugada la cifra sube a RD$23,000.
“Eso para la población pobre es mucho dinero”, consideró el doctor Sing.

No vendemos sangre

El Banco de Sangre de la Cruz Roja Dominicana, que distribuye el 50 por ciento del producto en el país, aseguró que no vende sangre y que sólo cobra a los demandantes el costo de los reactivos que utiliza para procesarlo y garantizar su calidad.

“La Cruz Roja no se lucra con una unidad de sangre. Esa cuota de los 2,200 pesos es únicamente para los reactivos”, asegura el director de la entidad, doctor César Matos.

Una unidad de sangre apta para una transfusión, requiere de hasta 13 pruebas de laboratorio, siendo fundamentales las de VIH, hepatitis B y C, sífilis, tipificación y hemograma, de manera obligatoria.

Pruebas adicionales dan mayores garantías de calidad al producto, pero elevan sus costos y solo algunos bancos las realizan.

“Aquí viene mucha gente reclamando que está donando la sangre y tiene que pagarla, pero hacemos una labor de concienciación para hacerle ver que la sangre tiene un costo”, precisó el doctor Matos, también presidente de la Sociedad Dominicana de Hematología.

Poner una unidad de sangre en condiciones de ser transfundida conlleva un proceso de unas 6 horas, aseguró Lucrecia Rosales, encargada de promoción del Banco de la Cruz Roja.

Incluye el registro y la evaluación del donante, la toma de la muestra, los análisis de laboratorio, el almacenamiento y el desecho de la que no sirve.

El doctor Matos favoreció que, “como en todos los países del mundo” el Sistema de Seguridad Social cubra el costo total de la sangre a los pacientes asegurados.

En el país, el único seguro médico que cubre ese costo es el estatal Seguro Nacional de Salud (Senasa), a sus afiliados de los regímenes Contributivo y Subsidiado.

El director de Banco de Sangre de Salud Pública, doctor Sócrates Sosa, atribuyó los altos precios del producto en los laboratorios privados a los costos del procesamiento.

“El ministerio no ha establecido una tarifa fija, porque hay diferentes costos de producción. Hay reactivos de última generación que son más costosos”, expresó el funcionario que lleva 14 años en esa posición.

No obstante, afirmó que trabaja para que los afiliados de la ARS tengan el servicio.
“Aspiramos a que el costo de la sangre sea facturada a las ARS como un antibiótico u otro medicamento”, manifestó.

El déficit

El doctor César Matos defiende la exigencia del donante y la atribuye a la ausencia de una cultura de donación voluntaria del producto entre los dominicanos.

De lo contrario, el déficit del producto de unas 50 mil unidades anuales sería mucho mayor.

En el país se colecta al año unas 100,000 unidades, de las cuales sólo el 3 por ciento llega a los bancos de sangre de manera voluntaria.
“Si hubiera la cultura de donar, esa preocupación no existiera”, dijo refiriéndose a la obligatoriedad del donante.

Manifestó que la Cruz Roja posee unos 1,500 donantes voluntarios, “que donan una unidad de sangre una o dos veces al año”.

Sin embargo, unas 400 personas visitan diariamente la institución en busca del producto.

Al doctor Matos le preocupa que República Dominicana no cuente con la disponibilidad de sangre para atender una catástrofe, como un terremoto.

“Para nosotros estar preparados debe donar sangre por lo menos el 5 por ciento de la población, porque para una catástrofe mayor se necesitan cientos de miles de unidades de sangre”, dijo.

El doctor Sing consideró que los ministerios de Salud Pública, Educación, los empresarios, las universidades y otras comunidades organizadas se unan en el esfuerzo de capacitar a la población sobre la necesidad de aumentar las donaciones voluntarias.

No obstante, señaló que “Se necesitan recursos, liderazgo y voluntad política para llevar a cabo estas acciones”.

“Nos parece que, en los últimos 20 años, las autoridades no han hecho el esfuerzo necesario en ese ámbito”, siguió diciendo.

La directora médica adjunta de Referencia Banco de Sangre, Diana Ramírez, explicó que los bancos necesitan un promedio de 20 donantes diarios para suplir el mínimo de unidades necesarias.

La calidadSangre2

La baja calidad de la sangre en República dominicana es otra de las aristas del problema.

“Me da pena cuando veo una gente en un motor, debajo del sol ardiente, transportando plaquetas en un plato de foam, moviéndola indebidamente”, señala el doctor Sosa.

De su lado, el director del Banco de la Cruz Roja considera que no todos los establecimientos similares acatan los protocolos indispensables para mantener la calidad del servicio que ofrecen.

“Probablemente haya algunos que mantengan las normas, pero en sentido general no, porque ese es un servicio que cuesta”, dijo.

Pero, además, advierte que donantes remunerados constituyen un grave peligro, porque las dosis de plasma, plaquetas o glóbulos rojos que ofertan pueden estar contaminados.

Las soluciones

El doctor Sosa afirma que Salud Pública enfrentará los problemas citados asumiendo el control de la captación, el procesamiento y la distribución de la sangre, mediante la instalación de cuatro grandes hemocentros que harán esas funciones.

Expresó que, a partir de ese momento “no podrá haber una red de sangre pública y otra privada” y los bancos actuales operarán en Santo Domingo, Santiago, Azua e Higüey.

Los trabajos para la construcción del primer hemocentro nacional fueron iniciados recientemente, en la Ciudad de la Salud, en Sabana Perdida, durante un acto encabezado por la vicepresidenta Margarita Cedeño.

El centro de Azua está construido desde hace un par de años, pero hubo inconvenientes con la licitación de los equipos.

En Higüey, ese establecimiento operará en las instalaciones del hospital Nuestra Señora de la Altagracia.

En Santiago estará listo cuando concluya la remodelación del hospital.

Esos esfuerzos marchan acorde con el objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que, de aquí a 2020, todos los países obtengan su suministro de sangre de donantes voluntarios no remunerados.

El dato

RD$4,800
y RD$6,000.
cuesta una pinta de sangre en los bancos privados, precios considerados privativos para la mayoría.

Pilar Moreno

Periodista de vasta experiencia en el periodismo educativo y político