Opinión

El valor de un tránsfuga

El valor de un tránsfuga

El mundo que hemos creado gira alrededor del valor que les damos a todas las cosas, sean objetos materiales, o sean conceptos inmateriales o abstractos. El lugar en el que situamos cada uno de estos elementos en nuestra escala de valores determina su importancia.

Y viendo como ha funcionado hasta ahora, es evidente que nuestra escala de valores es, por decirlo suavemente, algo confuso.

A propósito de eso, ¿sabes que los camaleones están teniendo una gran demanda como mascotas y por lo tanto han logrado aumentar su valor económico en el mercado?

Será por la facilidad que tienen de cambiar el color de la piel, que en otro escenario sería de chaqueta, por su bajo precio en el mercado de las cosas usadas o por la facilidad de alimentarlo. Se conforman con insectos vivos o una rata recién nacida.

Las encuestas que miden el nivel de valoración que hace la sociedad dominicana de las instituciones vienen situando a los partidos políticos en el último lugar, lo que da lugar a la percepción de que en el país hay una real crisis en el sistema de partidos.

A esto hay que sumar la incapacidad que ha mostrado el Congreso para aprobar una Ley de Partidos, que regule el accionar político y prevenga las prácticas antidemocráticas y el transfuguismo puesto de moda en cada proceso electoral.

Los saltos de un partido a otro y viceversa dejarán de ser noticia en los próximos meses, ya que serán tan frecuente que la gente no mostrará interés sobre ello.

Otra pregunta interesante sobre el tema sería saber por qué se cambian los dirigentes de un un partido a otro en un sistema donde no hay diferencias ideológicas sino económicas.

Para mucha gente cuando un político cambia de posición en medio de un proceso electoral lo hace, en la mayoría de los casos por razones económicas, porque en el país las ideologías hace tiempo que pasaron a mejor vida

¿Quién se degrada más, el que cambia de chaqueta o el partido que lo acoge cual César a su regreso de las Galias?
Pero lo mejor es dejar el tema a medio camino, entre la desvergüenza y el cinismo, pues como en muchas otras cosas, mal de muchos, consuelo de tontos.

El Nacional

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