Una sociedad consternada recibe hoy la noticia de que los restos de una mujer joven encontrados dentro de una maleta en una comunidad de la provincia Espaillat, corresponden a Emely Peguero, la muchacha de 16 años, con embarazo de cinco meses, que estaba desaparecida desde hace diez días.
El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) confirmó que los restos hallados al lado de una carretera en la sección Los Algarrobos, de Cayetano Germosén, corresponden a Emely, de cuya desaparición y muerte se acusa a su novio, Marlon Martínez y a la madre de este, Marlin Martínez.
Se trata de una historia triste, desgarradora, que involucra a una adolescente de familia pobre que se involucra sentimentalmente con un joven, cuya progenitora se precia de acaudalada e influyente, que rechaza la idea de que su hijo se convierta en padre de la criatura que se forma en el vientre de la humilde novia de su vástago.
Taladra el alma el solo recrear la posible escena del procedimiento de aborto que se le habría practicado a Emely, con la finalidad de interrumpir cinco meses de embarazo, en cuyo fatídico proceso habría muerto la muchacha.
Durante más de una semana, la señora Marlin y su hijo negaron todo tipo de responsabilidad en la desaparición de Emely, e incluso llegaron a unirse al clamor de la comunidad de Cenoví, donde residía la menor, por su pronta localización, hasta el martes cuando Marlon confesó que lanzó el cadáver de la joven en un vertedero.
El asesinato de Emely, cuyo cuerpo fue cercenado, colocado en una maleta, que a su vez fue introducida dentro de un saco que fue arrojado a orillas de una carretera rural, ha consternado grandemente a la sociedad dominicana, por tratarse de un crimen atroz posiblemente perpetrado por un hijo con la anuencia de su madre.
Esta trágica historia, que aflige a la colectividad, ha de servir como un aleccionador episodio para que en el núcleo familiar, padres e hijos asuman una fluida interacción, con esfuerzo y voluntad de promover unidad, confianza y voluntad en prevenir sucesos tan desgarradores como el que hoy flagela a las familias de la víctima y de los homicidas.
Las autoridades están compelidas a identificar a todos los intervinientes en el vil asesinato de Emely y de la criatura que albergaba en su vientre, proceder a su sometimiento a los tribunales para que reciban un castigo en cárcel y penas civiles acorde con ese execrable crimen.
