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EN AMIGOS

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Por:MARIO EMILIO PÉREZ
marioeperez@hotmail.com


Talentos repentistas humorísticos

Tengo varios amigos que han dado muestras a lo largo de sus vidas de un gran talento para el humor. Repentista.

Debo citar al diestro periodista y escritor Juan José Ayuso, uno de los fundadores de la desaparecida revista de humor político Cachafú.
La frase oportuna cargada de ironía fina, es una de las características de la que hace alarde el combativo comunicador.

Recuerdo que en las inolvidables tertulias que se efectuaban en la década del sesenta en su hogar del sector capitaleño de Ciudad Nueva, al dar inicio a la reunión, afirmaba desde su mecedora con rostro enseriado:
-Pontificaré desde aquí.

Una tarde en que conversábamos en una esquina de la calle El Conde, durante los días de la guerra de abril de 1965, se acercaron a nosotros, con enrollados papeles de maquinilla en sus manos, tres intelectuales de presunta tendencia homosexual.

Juan José preguntó hacia donde se dirigían, y estos respondieron que llevaban sendos artículos para las emisiones de la radio constitucionalista.

Cuando se despidieron de nosotros el poeta, con la expresión circunspecta que en su rostro generalmente precede al disparo de sus proyectiles verbales, dijo:

-Sin lugar a dudas que la revolución cuenta con las mejores plumas del país.
En la tertulia se mencionó el nombre de un controversial dirigente político, y Ayuso, expresó que los sentimientos hacia él estaban divididos, porque mientras unos querían matarlo, otros sólo deseaban que muriera.

Un día, al manifestar que el más reciente poema publicado por un conocido bardo era un plagio de un poema de autor europeo, aseguró que el criollo había actuado con buena fe, “porque hasta los puntos y las comas las había colocado en el mismo lugar que la víctima de su robo literario”.

Mi buen amigo fallecido Mario Álvarez Dugan (Cuchito) decía que algunas personas eran tan enemigas de la lectura “que no leían ni las indicaciones de los medicamentos que les recetaban sus médicos”.

Siendo director ejecutivo del diario El Caribe, y refiriéndose a uno de sus subalternos, lo describió afirmando que era tan holgazán, que dormía siesta después del desayuno.

Y de la escasa calidad literaria de un libro que le regaló su autor, manifestó que lo dejó encima de su escritorio durante un año, y nadie se lo apropió, como era su deseo.

De un amigo común dijo que era tan analfabeto, que pensaba con faltas de ortografía, y que cuando apetecía una taza de habichuelas, visualizaba el nombre de la leguminosa sin hache.

Un personaje con el raro nombre de Piterco, durante las décadas del cincuenta y del sesenta se hizo popular por su ingenio humorístico.
Bohemio aficionado a las bebidas alcohólicas, cuando sentía que estaba ebrio, indicaba que “estaba más alto que un zócalo de cadenita”.
A mediados de la década del cincuenta, la dictadura trujillista asfaltó numerosas calles de la capital, y Piterco repetía que el gobierno había dispuesto que los caballos, burros y mulos, fueran provistos de tenis para que no le hicieran hoyos a esas vías.

Para informar que alguien había muerto, expresaba que fulano, o fulana, había “amanecido en atención”.

Y si alguien emitía una opinión que el personaje consideraba errada, le contradecía manifestando que “usted está hablando dos idiomas, que son el español, y muchos disparates”.

Un amigo mujeriego cuando quería significar que una mujer tenía los senos caídos debido a que no usaba brassieres, lo hacía diciendo que “los dejaba de su cuenta”, o que “el ombligo los saludaba, debido a la proximidad.
Mi enllave fallecido Felipe Gil, dotado de gran sentido del humor, se enteró hace ya varias décadas de que un amigo común había comprado un equipo de música por un bajo precio.

Una noche en que los tres estábamos reunidos en su casa, y el comprador del tocadiscos de escaso valor monetario, expresó que tenía un excelente oído musical, escuchamos la rápida respuesta del anfitrión.
-Lo demuestras si es verdad que disfrutas oyendo música en un equipo de ese precio.

El Nacional

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