Opinión

En defensa de Judas

En defensa de Judas

Judas, hijo de Simón Iscariot, nació en el barrio de Keriot, en la ciudad de Judea, 22 años antes de que Jesús llegara con sus prédicas a Jerusalén. Judas era un joven rebelde con ideas revolucionarias que trataba de crear una revuelta judía contra la fuerza de ocupación romana.

Desde pequeño fue criado y educado por la reina de Judea, quien no podía tener hijos, pero de adulto abandonó el palacio y se convirtió en un próspero comerciante, por lo que es difícil creer que haya vendido a Jesús por 30 monedas de plata.

También a Jesús, que se pasaba todo el tiempo predicando en plazas públicas, y a quien todos conocían, incluyendo los miembros del Sanedrín, no era necesario identificarlo con un beso en la mejilla.

Pero, suponiendo que ciertamente Judas vendiera y entregara a Jesús, pero Pedro, el más aguerrido defensor del Maestro, negó al mesías tres veces antes de que el gallo cantara, como lo había profetizado Jesús. ¿Acaso eso no fue un acto de cobardía y traición?.

El Evangelio de Marcos, que es el más antiguo de todos, no identifica a Judas como traidor ni ladrón
La tesis que sostienen algunos investigadores, y a la que me adhiero, es que muerto Jesús y convertido en un ícono religioso, se genera dentro del grupo de apóstoles una lucha por el control de lo que sería una de las organizaciones más poderosas sobre la Tierra. Por lo que había que desacreditar a Judas de Keriot y colocar en la dirección a un conservador como Pedro.

Juan Bosch establece en su libro “Judas Iscariote, el calumniado”, que muerto Jesús, la primera acusación contra Judas la hace Simón Pedro y que la supuesta traición fue inventada por los celos que despertó la designación de Judas como tesorero del grupo, por tratarse de ser el único de los doce discípulos que no era galileo.

A esto hay que agregar la marcada controversia acerca de la muerte de Judas, ya que el Evangelio de Mateo sólo dice que …fue y se ahorcó”, (Mateo 27, 5.). Mientras en el libro de los Hechos de los Apóstoles dice: “Adquirió un campo con el dinero de su iniquidad, y cayendo de cabeza, reventó por medio, y todas sus entrañas se derramaron”, (Hechos 1, 17-18.).

El Nacional

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