Opinión

En defensa de lo nacional

En defensa de lo nacional

El tema de las privatizaciones de empresas claves de la economía nacional de muchos países siempre será motivo de controversia. Economistas y empresarios de variados criterios siempre han defendido la privatización de las empresas estatales, bajo el argumento de que el Estado es “mal administrador”.

Con esa argucia, asociados a  gobiernos a quienes no les importó nada, los empresarios dominicanos lograron enquistarse en las empresas de CORDE y el resultado fue  su quiebra o desaparición.

Eso mismo sucedió con los ingenios y el mejor nicho de la energía eléctrica. La incursión de empresarios privados hizo que desaparecieran los primeros y ahora resulta que el sistema eléctrico nacional es un desastre, lo que desmiente la “bondad” de su control por los generadores.

Tras la modificación del contrato con la minera canadiense Barrick Gold, para que el Estado obtenga mayores beneficios, el presidente Danilo Medina tiene ante sí el reto de evitar que el sector privado extranjero explote la loma de Miranda, lo que crearía daños ecológicos irreversibles. Son mayoritarias las voces populares que están contra eso.

Hoy día vemos que esas ambiciones del sector privado no solo existen en nuestro país, sino que ha aflorado en México como serpiente maligna que sale de una cueva.

El presidente Enrique Peña Nieto, presentó al Congreso una  propuesta de reforma energética, en la que apuesta por reformar la Constitución para permitir que Petróleos Mexicanos (Pemex) se asocie con empresas privadas en la exploración y explotación de crudo mediante contratos de utilidades compartidas y que la iniciativa privada participe en los procesos de refinación, transporte, petroquímica y almacenamiento de crudo.

Sería esta la primera vez que se trata de lograr una reforma de ese tipo desde que el presidente mexicano Lázaro Cárdenas nacionalizó el petróleo en 1938, entonces en manos extranjeras. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) siempre respetó esa decisión de Cárdenas, aún después de su muerte el 19 de octubre de 1970.

El PRI está ahora en el poder, con Peña Nieto a la cabeza, asociándose a la extrema derecha representada por el Partido Acción Nacional, que lo apoya en el proyecto.

La pretensión ahora es modificar el artículo 28 de la Constitución mexicana, que de ser aprobada el Estado perdería la exclusividad en el manejo de las áreas estratégicas de la industria petrolera y la explotación de los yacimientos. Consecuentemente, perdería el cuidado y manejo de las reservas, hasta la transformación industrial del recurso en la refinación y petroquímica, como también en los servicios complementarios de almacenamiento y transporte.

El Nacional

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