Opinión

En el monumento

En el monumento

Familias cuyos hijos están dedicados a invertir grandes sumas de dinero en la compra de sofisticados equipos de rayos láser, para apuntar aviones, van a tener que ponerle atención a esos muchachos. Estos jóvenes, generalmente de clase media alta, exponen a un gran riesgo la vida de cientos de personas y la seguridad aérea del país. Esto no solamente es un problema de la seguridad de Estado. Este inconveniente podría hasta hacer colapsar la actividad turística de República Dominicana y provocar un accidente aéreo de grandes dimensiones.

El asunto es que los equipos utilizados, además de potentes, causan graves dificultades a la visión de la tripulación de las aeronaves. Cuando esos láser, con puntero luz verde alcanzan las cabinas de los aviones se vuelven ultravioletas, impidiendo una sana visibilidad de los pilotos.

Pese a que los organismos de investigación del Estado apresaron a Diego David Marte García (Capital), en la avenida Yapur Dumit de Santiago y que el Tribunal de Atención Permanente le enviara a prisión con medida de coerción de un mes de prisión, hay que insistir en que las autoridades tienen que estar alertas. He recibido el dato de que otros desaprensivos están en la malsana práctica.

Estos han hecho incursiones contra aeronaves, a pesar del apresamiento Marte García. ¿Va a querer alguien que un pariente suyo cause una tragedia? Esos muchachos compran equipos sólo para esos fines con dinero de sus padres.
HOMS
Hace unos días leí, con asombro, un artículo atribuyendo un presunto complejo de inferioridad el nombre del Hospital Metropolitano de Santiago (HOMS). Lo que se escribió en este sentido fue, “Vivimos repitiendo que la hache es muda, pero domina una tendencia entre muchos dominicanos a buscarle sonido. Y como no lo encuentran en español, esos hablantes recurren al inglés que, de acuerdo a la sicología de esos hablantes, aporta prestancia, prestigio o preeminencia. Quizá desconocen que se trata de un complejo de inferioridad lingüística.

El Hospital Metropolitano de Santiago suele ser mencionado por sus siglas: HOMS, a las que se agregó la vocal O a fin de evitar la presencia de tres consonantes seguidas (hache eme ese) y lograr que se pronunciara como si fuese una palabra, o una sílaba (oms). Pudo llevar la E de “Me” y hubiese quedado más cómodo: HOMES”.

Al ver esto me he quedado con la interrogante ¿y el habla popular, la cultura adoptada por los pueblos? Parece que olvidaron quienes levantan esa teoría que tras la caída de los muros, muchas cosas se han universalizado.

La globalización impone a las marcas comerciales, los eslóganes y estribillos. ¿O es que acaso olvidamos que aquí adoptamos el inglesismo de “jonrón” y se escribe así? Claro que no.

Pero me sigo preguntando ¿dónde está el supuesto complejo de inferioridad en el “Homs”? Aquí celebramos ritos, tradiciones, costumbres y hasta el folklore como resultado del cruce de culturas que posibilita el flujo migratorio. Recientemente estuvimos Thanksgiving, o el Día de Acción de Gracias o Día del Pavo, como algo normal. ¿Y eso fue complejo de Inferioridad?

El Nacional

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