Opinión

En el monumento

En el monumento

La guerra
La declaratoria de guerra entre la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (CORAASAN) y el alcalde saliente Gilberto Serulle es un claro ejemplo de la debilidad institucional en el país. Ha dicho el Ingeniero Silvio Durán que por concepto de recogida de los desechos sólidos en casi seis años se han entregado al Ayuntamiento 570 millones de pesos.

Gilberto Serulle, un derrotado alcalde, quiso evadir su responsabilidad de mantener limpia una ciudad acusando a CORAASAN de su incapacidad de recoger los desechos. Desde la creación de CORAASAN, mediante la ley 582, del 29 de marzo de 1977, modificada por la 328-98, se establece que esa empresa debe incluir en sus facturaciones lo de la recogida de basura y entregar al cabildo lo recaudado en los siguientes 30 días.

Esa práctica se ha mantenido una tras otra administración de la empresa acuífera. Pero la confrontación pierde sentido y se vuelve chisme de patio cuando el director de CORAASAN no observa que el acalde es miembro del Consejo directivo de esa entidad. Serulle ha tenido que callar ante la andanada pública enviada por Durán.

El alcalde había dicho que una de las razones por las que se agudizó el problema del acumulamiento de desperdicios fue la deuda que CORAASAN tenía, por dinero cobrado y no reportado. La alcaldía adeuda a las empresas recolectoras de basura cerca de 100 millones de pesos y el director de CORAASAN, ingeniero Durán, ha señalado que también deben el servicio de agua potable, cuyo monto asciende los 160 millones de pesos. Al observar esa discusión pública entre dos políticos derrotados en las urnas por los electores, a uno solo le queda pensar en la debilidad institucional que se vive. En el poco tacto que se exhibe en el manejo de la cosa pública.

Indignación
Uno de los comandantes de la recolección de la molestosa basura de Santiago dijo en voz baja que no sabía que en los barrios de aquí había tanta indignación. Se refería a la no recolección de los desperdicios. Ese oficial policial veía a sus brigadas, palas mecánicas y camiones accionar cuando hizo el comentario.

Agregó molesto que eso era una falta de respeto a los ciudadanos. La basura ha sido retirada pero quedan esparcidos los livianos en diferentes lugares de la ciudad.

Y el problema aquí es de gran magnitud. Ya las autoridades de Salud habían hecho la advertencia. El Ministerio de Medio Ambiente por igual. Aquí debe haber una acción de tipo penal ante quienes han dejado que de manera colectiva la gente se enferme. Esto no debía quedarse en simples quejas.

El Nacional

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