Opinión

En el monumento

En el monumento

La Isabela
De ser poco conocido Villa Isabela se ha convertido, en las últimas dos semanas, en el centro de atención nacional. No es para menos. La furia de los ríos que la circundan ha sido desbastadora. Su gente aún no se repone de la sorpresa de haber visto gente correr o despertarse en medio de la noche para no se arrastrada por los afluentes Gualetito, Unijica y varios arroyos, los cuales arrasaron con plantaciones, inundaron viviendas, derribaron puentes y arrastraron animales. “Esto nunca se había visto aquí”, es una expresión de adultos y jóvenes que impotentes lamentan el mal momento vivido.

El sábado la gente de diversas comunidades y del centro del pueblo tenía colchones y ropa en las calles tratando de aprovechar la soleada de ese día para salvar algo de lo que quedó en casa. Hasta al lugar han acudido de pueblos vecinos y de otros lugares más distantes para mostrar solidaridad. Los voluntarios tratan de atender las nuevas carencias, pero los ciudadanos comienzan a desesperarse y las quejas comienzan a llegar.

El mayor general José Armando Polanco Gómez, ex jefe de la Policía, nativo de ese lugar, también fue a la zona de desastre y junto a representantes del Aeropuerto Internacional del Cibao y varios amigos llevó su donativo. Las iglesias y los síndicos de Imbert y Guananico, también afectados por las inundaciones y derrumbes, han visto que la desgracia de sus vecinos ha sido mayor. Ese es en un digno gesto de colaboración con la recuperación de este pueblo desvastado.

Aquello de la Isabela habla sólo. Somos una nación de gente buena y noble. Posiblemente los residentes de esa comunidad no reciban lo que perdieron, pero al menos tienen la satisfacción de que ante su desgracia se ha manifestado la solidaridad de muchos. Las autoridades utilizan el aparato del Estado para ayudarlos a tratar de recuperar lo destruido, aunque persistan las quejas allí. La Isabela fue golpeada.

Caos del transito

He tratado de entender una protesta de organizaciones choferiles de Santiago, que se quejan de maltratos de la alcaldía de Santiago. Las únicas cosas que he podido saber es que Abel Martínez les falló a esas organizaciones a las que prometió en campana electoral que los pondría al frente de Tránsito de la ciudad, pero le dio el puesto a otros, ahora sus pasados aliados le reclaman con dureza, con movilizaciones en las calles haciendo sufrir a los usuarios.

Lo único que he podido indagar de este maltrato del que acusan al síndico es que no les ha pagado unos viejos carros que la anterior administración había negociado con los empresarios del transporte. Esos carros los utiliza la Policía Municipal, luego de ser reparados por la alcaldía. Ahí está la experiencia, la ciudad sufriendo por el negocio de políticos y comerciantes del sindicalismo.

El Nacional

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