Seguramente ustedes como yo, a la hora de acostarse le abraza la pesadilla de que nos estamos quedando sin cantantes, compositores y ritmos.

Que el arte popular agoniza.

Navegando en las redes, hurgando en los canales, hemos encontrado una repuesta a nuestras pesadillas.

Santiago, la llamada Ciudad Corazón, nos enseña el camino a seguir.
Es la única región, que sepamos nosotros, que está preparando los relevos necesarios en todos los campos.

De un tiempo para acá niños de cuatro años hasta la adolescencia los están formando. Compositores, cantantes, bailarines. Solistas, o en grupos, asombran a cualquiera.

Un programa dominical producido y dirigido por el payaso Kanqui se ha encargado de preparar un staff que quisiéramos nosotros que los canales de alcance nacional tuvieran una partecita pequeña de la labor que este señor hace. En el campo de los presentadores (ellas y ellos) ese programa está creando una gran escuela para el presente-futuro.

La afinación y frescura de lo que allí se está proyectando como cantantes debería llamar la atención al Ministerio de Cultura y a los programas desastrosos que abundan en la televisión nacional.
No sé dónde se han escondido los periodistas cibaeños.

Aprovechemos que todavía la campaña no ha tomado vuelos. Los empresarios de Santiago han tenido fama de estar delante de todo. Este es el momento de demostrarlo, demuéstrenle al país que ustedes son la locomotora del progreso y recuerden que un país sin música, sin cultura, está llamado a morir. Ese siempre fue el lema de Don Juan.

Quisiera finalmente felicitar al amigo Kanqui, quien prácticamente sin ninguna ayuda nos hace sentir orgullosos del material humano que enseña cada domingo que todavía hay patria.