Opinión

ENFOQUE SEMANAL

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La inseguridad ciudadana descansa en la impunidad, el silencio y el olvido
La inseguridad es el principal factor de la preocupación ciudadana en nuestra sociedad, la que a su vez descansa en cuatro factores fundamentales, como son la complicidad la impunidad, el silencio y el olvido.

A estos cuatro factores de riesgo se asocian, prácticamente parejos, con raras excepciones, la incapacidad de los agentes encargados de impartir justifica, desde los policías que investigan los crímenes y delitos y preparan verdaderos mamotretos de expedientes, los miles de abogados faltos de preparación académica, y que solo ven los casos con ojos mercuriales, la venalidad de los jueces, que dan por buenos y válidos, a sabiendas de las imperfecciones que presentan los expedientes policiales, simple excusa para fallar a favor del acusado a tanto por línea de la sentencia de descargo y el Nuevo Código Penal, volcado en su parcialidad garantista a favor del victimario.
Mientras esos factores persistan, no importan loa cambios de mando que se produzcan en las filas policiales o militares, ni los traslados o nuevos nombramientos de jueces y fiscales, ya que los ciudadanos no están dispuestos a correr riesgos sirviendo de testigos, y por eso el silencio arropa la mayoría de las acciones criminales, que terminan sumidas en el olvido.

En Estados Unidos, a cuyas costumbres somos tan adictos los dominicanos, la justicia penal funciona de otra manera, porque ningún ciudadano rehúye a su obligación de informar a la policía, fiscales o jueces, lo que sabe de un caso, no hay juez que no tema terminar encarcelado si se le prueba la venalidad manifiesta, y no hay prescripción para los crímenes, a los que nunca arropa el manto del olvido, porque aunque a veces tarde, finalmente la justicia termina por imponerse y el que la hace la paga, aunque hayan pasado 30 años.

Por eso en Norteamérica los ciudadanos andan derecho, temerosos del brazo de la ley, que es tan largo como implacable, mientas aquí pululan los malhechores en las calles con dos y tres expedientes pendientes, merced a puestas en libertad bajo fianza complacientes, por falta de pruebas, e incluso con menos de la mitad de la pena impuesta ya cumplida.
Las cosas tienen que cambiar, inexorablemente, porque de lo contrario vendrá un día, que incluso puede que no esté muy lejano, pues ya hemos visto casos de aplicación de la famosa ley de LYNCH, porque los ciudadanos se han hartado de los descargos y las impunidades.

No olvidemos los cuatro pilares en que descansa la falta de justicia que amenaza con arroparnos a todos como son el olvido, la complicidad, la impunidad y el silencio.

Solo nos resta desear el buen amigo Domínguez Brito, un hombre cargado de buenas intenciones, que se ponga las pilas antes que sea demasiado tarde, porque de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.
Y hasta el próximo domingo, con más Jerez y más Whisky

El Nacional

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