Opinión

ENFOQUE SEMANAL

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La corrupción, problema acuciante

Uno de los más graves problemas que enfrenta el país, tanto a nivel privado como público, es el de la corrupción, aunque la responsabilidad, naturalmente es de quienes nombran los funcionarios judiciales.

El Ejemplo más señero de esto, lo constituyen los magistrados Awilda Reyes Beltré y Francisco Arias Valera, presos en la cárcel de Najayo, donde se arriesgan a una condena de hasta 20 años de trabajos públicos, bajo la acusación de haber puesto en libertad a un regidor del ayuntamiento de Santo Domingo Norte señalado como cabecilla de una red de sicarios, a cambio de 150 mil dólares, de los que hay recibo y que ya fueron recuperados.

El Talmud el libro sagrado del pueblo judío dice Infeliz del pueblo, cuyos jueces deben ser juzgados. Y debemos vernos en ese espejo.

Entre nosotros el problema radica en el pésimo Poder Judicial que nos gastamos, integrado por fiscales y ayudantes mal preparados, lo mismo que jueces, aunque hay sus excepciones Naturales, hombres y mujeres que primero piensan en el dinero y se quejan de los bajos salarios que reciben, aunque lo sabían antes de aceptar el cargo, para justificar sus inconductas.

Sabemos que el procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, y el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Germán, son gentes capacitadas y de una probidad a toda prueba, pero no puede decirse lo mismo de la mayoría de sus subalternos, unos por incapacidad y otros adrede y de mala fe.

Hay fiscales, y sus ayudantes, que preparan mal los expedientes naturalmente que por paga, para que hábiles abogados defensores se agarren de esos errores, para lograr el descargo y liberación de sus clientes.

Y ese mismo camino siguen los jueces maleados, que se agarran de cualquier fallo o periquito, para dictar una sentencia complaciente, si previamente reciben lo suyo, en dinero contante y sonante, como fue el caso de los jueces Reyes Beltré y Arias Valera, según se ha alegadamente comprobado, y si es dólares mejor aun.

Naturalmente que combatir la corrupción no solo es responsabilidad del gobierno, aunque le corresponde la mayor cuota porque para eso son las autoridades, sino que igualmente comprende a la sociedad civil, clubes, partidos políticos, iglesias, empresarios e industriales, como también al pueblo en general.

Lo peor que podemos hacer es cruzarnos de brazos y no hacer nada frente a un mal tan grave y acuciante, porque lo único que lograríamos es empeorar las cosas, como lo demuestra el hecho de que por las calles pululan unos cinco mil presos, en libertad bajo fianza, aunque están ligado al Narcotráfico y el lavado de activos, así como otros hechos muy graves, sin que las autoridades le puedan echar el guante.

Y hasta el próximo domingo, con más Jerez y más Whisky

El Nacional

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