Opinión

ENFOQUE SEMANAL

ENFOQUE SEMANAL

 

Una pérdida irreparable para el periodismo dominicano

 

 
El inesperado fallecimiento del doctor Rafael Molina Morillo, uno de los más brillantes periodistas nacionales de todos los tiempos, representa para el periodismo nacional, una pérdida irreparable como en su momento significaron las muertes de don Rafael Herrera, director del Listín Diario, y don Radhamés Gómez Pepín, de este diario.
A la hora de su fallecimiento, víctima de un infarto cardíaco mientras descansaba en su residencia del sector de Arroyo Hondo, en esta capital, el pesar en la sociedad dominicana fue unánime.
El doctor Molina Morillo inició su carrera profesional como un modesto redactor del diario El Caribe, fundado el 14 de abril de 1948, y debido a su dedicación al trabajo, fue escalando posiciones, hasta llegar a dirigir el propio periódico entonces dirigido por el periodista norteamericano Stanley Ross, sino también el Listín Diario, Ultima Hora, El Nacional de Ahora, del cual fue fundador después de la voladura de su revista ¡Ahora!, a raíz de la revolución de Abril de 1965, pues había sido fundador de ambos medios, y finalmente, a la hora de su muerte lamentable, de El Día.
Recuerdo que le debo al doctor Morillo Molina el ser autor de esta columna Enfoque Semanal, pues cuando le expresé mi deseo de ser colaborador de El Nacional, por allá por el 1973, me dijo escuetamente, escribe una columna y traémela, para yo leerla y después te aviso, como lo hizo, aceptándome.
Molina Morillo vendió El Nacional al destacado empresario don Pepín Corripio, quien luego nombró al veterano Mario Alvarez Duggan, como su director, y cuando este sustituyó a Virgilio Alcántara en la dirección de HOY, fundado también por Corripio, Gómez Pepín ascendió desde la jefatura de redacción, para ocupar el cargo de director de El Nacional, hasta que gravemente enfermo, le sucedió su actual director Bolívar Díaz Gómez.
Molina Morillo fue no solamente profesor de periodistas, sino defensor de las mejores causas del pueblo dominicano, pues este veterano comunicador nativo de La Vega, pronto comprendió que su campo no eran las leyes, sino la defensa de las libertades públicas y convertirse en la voz de quienes no la tenían, en los medios escritos. Molina, como le decían sus amigos íntimos, estuvo largo tiempo casado con la también dama vegana doña Francia Espaillat hoy viuda Molina, con quien procreó cuatro hijos.
Al velatorio del doctor Molina Morillo acudió lo más granado de la sociedad capitaleña, políticos, industriales, empresarios, y pueblo en general, para externar sus condolencias a la familia en duelo.
El vacío que deja el doctor Molina Morillo en el periodismo nacional será muy difícil de llenar, pues atrás quedaron, como un legado a la posteridad, mas de 60 años, a un insobornable ejercicio profesional inclaudicable, y así será recordado para siempre, como en sus momentos lo fueron igualmente don Rafael Herrera y Radhamés Gómez Pepín.
Y hasta el próximo domingo, con más Jerez y más Whisky

El Nacional

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