Opinión

ENFOQUE SEMANAL

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El gran desempeño de la diplomacia dominicana en la crisis venezolana
Venezuela, país con el cual mantenemos históricos y fraternos lazos de amistad, desde mediados del siglo XIX, cuando acogió en su amargo exilio a nuestro inmenso patricio Juan Pablo Duarte y su familia, y en el siglo XX, cuando sirvió de refugio a cientos de dominicanos que huían de la feroz tiranía de Trujillo, atraviesa por una grave crisis política, económica y social, que preocupa a una gran parte de los países de la Unión Europea , de América Latina y a los Estados Unidos, a la cual no puede permanecer indiferente la República Dominicana.

Por ello Santo Domingo ha sido en tres oportunidades, desde hace más de dos años, sede de intensas negociaciones diplomáticas en busca de una salida negociada que resuelva las profundas diferencias que separan al gobierno del Presidente Nicolás Maduro y a los partidos de oposición, agrupados principalmente en la llamada Mesa de la Unidad Democrática, para la plena restauración de los organismos democráticos que ahora los Poderes de la Patria del Gran Libertador Simón Bolívar.

Nuestro Presidente Danilo Medina, y su canciller Miguel Vargas Maldonado, no han escatimado esfuerzos, no solo para sentar en la mesa de las negociaciones a las partes envueltas en la disputa que amenaza la existencia de las instituciones democráticas en el hermano país, sino para limar las diferencias que las dividen y que han afectado política y económicamente a una de las naciones mas ricas del continente.

Debemos pues esperar que gracias a los esfuerzos desplegados por nuestro canciller, cumpliendo con las instrucciones del Presidente Medina, la cordura sustituya a la sin razón de que han hecho gala las partes envueltas en el conflicto, para que en Caracas, y el resto del territorio venezolano, retornen la armonía y la buena voluntad.

Ninguna de las partes envueltas en las diferencias que dividen a la sociedad venezolana, puede pretender ser dueña de la verdad absoluta, ni atrincherarse, sin ceder ni un milímetro en sus respectivas posiciones.
La política es el arte de lo posible, por lo cual las partes, si actúan de una manera honesta y leal, buscando arribar al puerto de la paz y el entendimiento entre hermanos de un mismo pueblo, deben entender que hablando las partes se entienden, y que cada uno debe hacer los sacrificios que la solución a la crisis exige, para que no haya ni vencidos ni vencedores, pues se trata de encontrar una solución diplomática, y no de avivar las llamas del conflicto.

Para ello la diplomacia dominicana, dirigida por hombres experimentados y de buena voluntad, como el Presidente Medina y el canciller Vargas Maldonado imparciales en las diferencias que ahora dividen a los bolivarianos de una u otra militancia, seguirán laborando, sin prisa pero sin pausa, por el éxito de la gestión emprendida.

El Nacional

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