Corea del Norte no es la única que agita los vientos de un ataque nuclear con las reiteradas pruebas de sus misiles. En una señal de que se prepara para una eventual confrontación también Irán acaba de probar un misil que según Estados Unidos tiene un alcance de más de dos mil kilómetros, capaz de alcanzar a Israel.
Los ensayos nucleares son la respuesta al discurso belicista del presidente Donald Trump, quien destacó que su país tenía que desarrollar su industria armamentística para volver a ser fuerte y respetado. De la misma forma que Norcorea e Irán no se descarta que cualquier otra nación se vea en la necesidad de entrar en la guerra para defenderse de cualquier ataque.
Las sanciones económicas ni las advertencias de Washington no han tenido, por lo menos en el caso de Corea del Norte, el menor efecto. Si Estados Unidos no modifica su política se expone, no a una guerra fría, sino a una detonación nuclear de incalculables consecuencias.
