¿Qué Pasa?

Entre cielo y tierra

Entre cielo y tierra

En vida hermano en vida

Están muy en boga las fiestas en las que los anfitriones piden a sus invitados que asistan vestidos de un color específico. Me contaron de una fiesta azul en la que el trago de bienvenida era una bebida azul y la decoración también. Ya me imagino ese color del cielo y el mar en todas sus tonalidades. En estas fiestas todos se ven muy bien siempre que van del color que manda el protocolo, aún sea una ropa que ya se ha usado mucho.

Entre los invitados a estas fiestas nunca faltan los que se quejan de que se le pida un color específico. Los que se quejan en la mayoría de los casos son los mismos que si te murieras no pensarían dos veces antes de salir a comprarse una ropa oscura para ir a tu entierro o a tu última misa.  Aunque odien el negro el día de tu muerte se forran de ese color y es que para muchos solo mereces atención cuando ya no estás entre los vivos. Los que acaban de morir siempre se hacen merecedores de todos los sacrificios y  para ellos hasta los demasiado ocupados siempre tienen tiempo. Muy bien lo dice un mensaje electrónico que desde hace unos meses anda circulando. Parecería que para muchos el último adiós es el momento más importante de la vida de quienes queremos, el único que siempre está disponible para dedicarse a ese familiar o amigo que nunca tienes tiempo de escuchar.

Lo que parece trivial no lo es tanto

Para muchos solo las enfermedades y la muerte son suficientemente importantes. Tengo una medio hermana que solo veo cuando a alguien de la familia le pasa algo grave. Solo eso la hace tomar una pausa en su trabajo, solo eso es lo suficientemente motivador para salir de su círculo y encontrarse con su familia. Ninguna otra cosa la motiva.

Hace poco la llamé para invitarla a una fiesta. Era una invitación muy específica. La invité a un encuentro familiar y le expliqué que sería un momento especial por el Día del Amor en el que tendríamos la oportunidad de abrazarnos y decirnos juntos en vida lo mucho que nos queremos. Parecía muy motivada, pero como siempre no tuvo tiempo de llegar, sin embargo siempre ha tenido tiempo de llegar luego que un familiar muere. La última vez que la vi fue precisamente en un mortuorio. Nunca falta a ninguno y siempre luce muy compungida por la pérdida de un  ser querido.

En las buenas y en las malas

El caso de Ana Ysobeida es muy común. Lo de estar con quien amas siempre parece que no se ha entendido muy bien. Estar con alguien en las buenas es aplicar medicina preventiva, es sumar bonitos recuerdos que al fin y al cabo repercuten en larga vida y salud. La última vez que hablé con ella le prohibí que fuera a mi entierro en caso de morir primero. Ya tengo varias personas advertidas para que no la dejen entrar a mi mortuorio. La amo, pero en mi entierro no cabe a menos que antes no logre convencerla de que los vivos merecemos y necesitamos más tiempo y cariño que los muertos Entre el cielo y la tierra. Marilei(a)hotmail.com.

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