¿Qué Pasa?

Entre el cielo y tierra

Entre el cielo y tierra

 

A bientôt Bruxelles

Bruselas, Bélgica.- Aquí conocí otras maneras de vivir y ver la vida, otras historias, otras costumbres y culturas y sin proponérmelo, aprendí a conocer mejor mi patria y mi gente.

En esta ciudad europea conocí el frío. Viví el carnaval bajo cero grado, la primavera tardía, la cuaresma con nieve y el verano con abrigo. Aquí viví otros otoños y otros inviernos, días muy largos, otros demasiado cortos y por primera vez disfruté los encantos y las particularidades de cada estación y el dinamismo que provoca que todo cambia en cada una.

En Bruselas caminé sin miedo por las calles, disfruté al máximo de andar en bicicleta y sentí la libertad de aprovechar las ventajas del transporte colectivo sin la dependencia que provoca andar en carro propio.

En esta pequeña e importante capital aprendí de golpe a vivir entre gente con conciencia ecológica, a desprenderme de las comodidades que nos proporciona a los de la clase media vivir en un país de grandes diferencias sociales como el mío, y a tener yo misma que prepararme y gestionarme todo lo que necesito en la cotidianidad.

Desde acá disfruté al máximo del continente sin fronteras, de las ventajas de vivir en el centro de Europa y poder viajar a otros países como si se tratara de ir de un pueblo a otro en mi país. De poder ir los fines de semana a París como si fuera ir de la capital dominicana a Cotuí o irme en la mañana a Amsterdam o cualquier ciudad de Holanda o Alemania y estar de nuevo en casa por la noche.

Hace tres años y un día que llegué a Bruselas y hoy que me voy, siento haber hecho acá una maestría en cultura general sin haber ido a la universidad.

Acá disfruté al máximo del gran dinamismo de la ciudad con sus variadas e interesantes actividades artísticas, del ambiente multicultural que te permite conocer gente de diferentes nacionalidades y sobre todo, disfruté del desprendimiento de ser feliz cerca o lejos de donde nací.

Hasta siempre Bruselas. Me voy, pero te dejo un pedazo de mi que me hará siempre volver. Ahora, el sur de mi América me espera. La samba y otros ritmos me invitarán a contar otras historias.

 

El Nacional

La Voz de Todos