¿Qué Pasa?

Entre el cielo y tierra

Entre el cielo y tierra

Mary Leisy Hernandez

El maestro Flores vive –
Brasilia, Brasil. Ahora que está entre nosotros, quiero resaltar el trabajo del maestro de la pintura Roberto Flores, agradecer su aporte al buen arte en República Dominicana, sus enseñanzas.

Ahora que aún puede pintar una que otra vez un ángel, algún desnudo o un violín, quiero excusarme con Flores en nombre de algunos que no han tenido la capacidad de comprender su buen arte.

Excusarme por ejemplo en nombre de los que no entienden su buen gusto por la música sacra gregoriana. Recuerdo aquella ridícula publicación de un periódico de circulación nacional. Los vecinos de

Jarabacoa creían diabólica aquellas celestiales voces.
Eran coros cristianos distintos a los de su coro de pueblo.

Ahora que el maestro Flores puede ver, sentir, reir, quiero decirle que pensé mucho en él cuando estuve en aquellas antiguas iglesias de Grecia y Roma. Cada ángel que veía me hacía recordarlo. Allí interpreté mejor su arte, comprendí bien de donde sale su inspiración.

A Flores tengo que recordarlo cada vez que visito un museo. Cuando veo buena pintura, cuando escucho buena música. Siempre ha sido extremadamente crítico a la mediocridad, por eso siempre lo recuerdo también, cuando me encuentro con uno que otro trabajo mal terminado o un intento de música que hace daño a los oídos. Siempre me digo: que diría de esto el maestro.

Que a nadie le quepa dudas, este artista vive entre nosotros y vivirá después de su muerte. El buen arte no muere aunque lo borren, se queda en el recuerdo de los que lo aprecian y ese recuerdo e influencia puede transmitirse por generaciones.

Hoy el arte de Flores está en mis paredes y en las paredes de muchos espacios públicos y privados.

En murales de iglesias, de catedrales, universidades, en fin. Maestro anímese, siga pintando. Sus trazos nos alegran la vida y prolongan la suya.

El Nacional

La Voz de Todos