¿Qué Pasa?

Entre el cielo y tierra

Entre el cielo y tierra

Mary Leisy Hernandez

Sin martes de carnaval

Brasilia, Brasil.- Soy de un país muy especial. Un país sin martes de carnaval. Igual, tampoco tenemos viernes, sábado ni lunes carnavalescos. En mi patria y únicamente en mi patria, estas fiestas son solo cosas de domingos, de todos los domingos del mes de febrero y del día de la Independencia Nacional.

Nací en un país único, un país en el que sigue la alegría y el colorido del carnaval cuando por lo general ya todos los más famosos carnavales del mundo vivieron el día después. Hacemos coincidir las fechas y los hechos. Alargamos o recortamos todo para acomodarlo o embellecerlo. Cosas de países solo tan particular como el mío.

Crecí relacionando carnaval a domingos de febrero y casi olvidé aquel origen y aquella historia de estas paganas fiestas y la tradición de celebrarse los días previos a la cuaresma. Hasta llegué a pensar que era como en mi país en todos los países del mundo. Solo ahora pienso en la gran diferencia del carnaval dominicano con otros de gran fama como los de Río, Venecia, Barranquilla o New Orleans.

Por tradición los carnavales en todo el mundo terminan con el martes graso o mardi gras para darle paso el día siguiente al miércoles de ceniza y al inicio de un período de recogimiento de 40 días.

Recuerdo que entrevisté a varios antropólogos sobre los intentos de la iglesia católica y un sector de la población para que se legisle a favor de que el nuestro carnaval también termine con la cuaresma.

No sé si aún siguen los intentos. Yo, si tuviera que votar, votara a favor de que el carnaval dominicano sea tan dominicano y tan único como hasta ahora. Ya no me imagino un domingo de febrero sin carnaval. Tengo demasiadas historias ligadas a esta particular tradición, una tradición muy dominicana que en nada se parece a la de otros países.

No me imagino los parques de los pueblos de mi patria sin domingos de febrero en carnaval. Domingos de febrero sin Diablos Cojuelos, Papeluses, lechones y otros personajes. Pienso y siento que no serían auténticos domingos de febrero en mi patria dominicana.

El Nacional

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