Noche bahiana

Salvador. Brasil. En pleno abril, un bloco carnavalesco recorría las calles de Salvador de Bahía con decenas de percusionistas que con sus batucadas mobilizaron una multitud.

Era martes en la noche en el Pelourinho y el comienzo fue con una misa muy particular en la iglesia Nuestra Señora del Rosario de los Hombres Negros.

La misa es una tradición de todos los martes e incluye atabales, danza, brindis, entre otras particularidades que muestran cómo se preservan vivos elementos culturales africanos en esta ciudad que fuera la primera capital de Brasil y el lugar donde moraban gran parte de los primeros esclavos traídos por los portugueses.

Luego de la misa parecía que la música nos perseguía por todas partes.

Nos sentamos a comer un acarajé en la plaza central del centro histórico y desde diferentes lugares nos llegaban los ritmos brasileños.

Mientras degustábamos la típica y particular comida, intentábamos adivinar de dónde llegaba la música.

Cruzamos una especie de callejón y en la parte atrás de una tienda, nos encontramos con una animada roda de samba. Luego, a unos pasos, en otra pequeña plaza, una chica interpretaba “Garota de Ipanema” y otros temas de Bossa Nova.

En cada bar o restaurante había música en vivo. Debíamos ser selectivos para que la noche nos alcanzara para nuestro recorrido.
En el hotel nos indicaron una ruta con varios puntos con buena música y lo que encontramos fue mucho más. Encontramos una ciudad festiva y enteramente musical.

Siguiendo las indicaciones, nos dirigimos a un patio exterior, donde logramos escuchar un par de temas de Mpb.

Luego a otro y otro patio con música bastante animada y nos parecieron mágicos estos lugares como medio escondidos, pero llenos de gente y ambiente.

Bien tarde en la noche decidimos caminar al hotel sin detenernos más.

A cada paso seguía con nosotros la música que salía desde diferentes rincones y todo aquel animado ambiente de las noches de Salvador de Bahía.