¿Qué Pasa?

Entre el cielo y tierra

Entre el cielo y tierra

Mary Leisy Hernandez

Hombres con zapatillas

Brasilia. Brasil. Andando por el mundo me encuentro con muchas particularidades. Recientemente, en un municipio nordestino de Brasil, conocí un interesante proyecto que tiene como propósito romper con prejuicios sexistas.

En un pueblo brasileño llamado Campina Grande, se han puesto de acuerdo los amigos del Teatro Municipal con la Secretaría de Cultura y las autoridades locales para ofrecer clases de ballet gratis para hombres.

Encontré el proyecto por casualidad y no quise perderme la oportunidad de verlo. Eran las últimas horas de un viaje de 10 días por los estados brasileños de Paraíba y Río Grande del Norte. Nos levantamos temprano para dar una vuelta por el último pueblo en el que pernoctamos, antes de emprender camino hacia el aeropuerto en la capital de Paraíba.

Visitamos el Teatro Severino Cabral interesados en ver la arquitectura y quedamos impactados al ver las diferentes opciones que tienen en teatro, danza y otras vertientes del arte. Alguien nos había dicho que en Campina Grande no había mucho, que el pueblo solo es interesante en junio para las tradicionales Fiestas Juninas.

Yo pienso que en cualquier pueblito puede uno llevarse agradables sorpresas, basta buscar sin prejuicios y con buen ánimo de encontrar proyectos interesantes aún donde te dicen que no hay nada o hay muy poco.

Era sábado en la mañana, un día intenso para los integrantes del proyecto Hombres en la Danza. De 8:00 de la mañana a 9:30 toman clases de danza contemporánea y luego se ponen sus zapatillas para las clases de ballet.

Estuvimos en la primera sección de su formación y fue satisfactorio ver un numeroso grupo de hombres de diferentes edades haciendo aquellos estilizados y ágiles movimientos.

Sentí ganas de hablar con algunos de ellos, preguntarle de sus motivaciones y la impresión de la gente sobre su participación en este arte en el que por lo general incursionan más las mujeres, pero faltaba poco para nuestro vuelo de regreso.

De todos modos, aunque no pude hablarles, pude darme cuenta por lo que vi, que aquellos hombres de pueblo son felices danzando sin prejuicios y mostrando su arte en los escenarios.

El Nacional

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