¿Qué Pasa?

Entre el cielo y tierra

Entre el cielo y tierra

Mary Leisy Hernández

 

Volviendo al terruño

 

Acabo de regresar a mi patria y ya comí sancocho, mangú, empanada a la dominicana y otros platos típicos de mi terruño. A pocas horas ya logré satisfacer el deseo de volver a degustar una buena parte de los anhelados platos que crecí comiendo y que difícilmente coma en el país donde vivo.

A poco de llegar volví a contemplar el azul de mi mar. Vivo a muchas horas de carro de la costa y cuando vuelvo a mi patria el mar me parece uno de los más maravillosod espectáculos. El sábado pasé por el malecón y me encantó ver toda aquella gente disfrutando de aquella brisa marina. Me alegró ver que de nuevo el malecón vuelve al dinamismo que ya había perdido y que yo tanto disfruté cuando vine a vivir a la Capital. Me acordé de aquellos sábados de película en cinema centro y del habitual chimichurri en Guibia.

Cuando me fui el Malecón estaba desperdiciado y me fui lamentando que un recurso que pocas capitales tienen, los dominicanos lo aprovecharan tan poco.

En mi primera mañana de regreso a mi patria me levanté temprano para ir a hacer yoga al aire libre. Me sentí feliz de saber que en la Plaza de la cultura y otros espacios abiertos la gente se reúne espontáneamente para tan interesantes prácticas. Luego del yoga una breve caminata por el Conde y un típico desayuno debajo del frondoso Alamo de la Plaza Colón.

Ya pasé por el Parque las Praderas, escenario de mis caminatas mañaneras. Ya di el abrazo de la paz a una buena parte de los amigos del sector donde viví una buena parte de mis años, cuando fui a la dominical misa del eterno Padre Lucas.

Me falta lo mejor. Me falta volver al pueblo que me vio nacer y reunirme con mis hermanos queridos y conversar con ellos en nuestra sala de mecedoras. Por suerte ya ví a algunos. Ya conocí al más pequeño de la nueva generación Hernández que nació justo ayer. Ya vi al hermano que en mi ausencia estuvo enfermo, con el que reviví inolvidables historias familiares. Ahora es que falta. Por eso no me canso de repetir que lo más maravilloso de partir es volver.

El Nacional

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