Entre plumas indígenas
Brasilia, Brasil. A propósito del día del aborigen americano, he tenido la ocasión de apreciar el arte y las costumbres de diferentes pueblos indígenas de Brasil. Sus cuerpos convertidos en obras de arte, sus característicos rasgos físicos, sus llamativas plumas y accesorios me hacen sentir que estoy en contacto con otro mundo, un mundo que nunca tuve ocasión de vivir en mi país debido al exterminio de los colonizadores.

Ayer estuve en una aldea de indígenas y fue interesante ver cada una de las plantas que convierten en medicina, ver sus artesanías, el apego a sus creencias y esa forma de vivir tan distinta, pese a todas las tendencias modernas que les llegan de diferentes maneras.

Tienen celular, usan la tecnología, pero siguen apegados a sus tierras, a las costumbres que heredan de generación en generación. Algunas logran ir a la universidad, hacerse profesionales, pero igual siguen siendo distintos a lo que ellos llaman el hombre blanco. Sus historias los hacen distintos y sobre todo, su interés en mantener vivas sus tradiciones.

El 19 de abril es el día del Aborigen americano. A propósito de la fecha se están celebrando diversas actividades en la capital de Brasil. Esta semana, representantes de varios pueblos indígenas se reúnen en los alrededores del Congreso Nacional para protestar por sus derechos. Igual, se han proyectado películas, donde se retrata las condiciones de exclusión e injusticia a que son sometidas estas etnias y la actitud discriminatoria e intolerante de diversos sectores de poder del país.

Para mí, ha sido una semana de descubrimiento y de nuevos encuentros. Visité las exposiciones del Memorial de los Pueblos Indígenas y allí tuve la ocasión de conversar con indios de Mato Groso, de Pernambuco y de muchos otros puntos del país. Magnífica experiencia disfrutar de su música, sus bailes, sus historias y el olor de sus pipas encendidas. Estos encuentros me han despertado el interés de conocer más sobre la cultura de cada uno de estos pueblos, de visitar apartadas aldeas y sobre todo, ser parte de alguna manera, de los que luchan por defender los derechos que grandes terratenientes les roban.