¿Qué Pasa?

Entre el cielo y tierra

Entre el cielo y tierra

Mary Leisy Hernandez

Fiestas de julio
Brasilia, Brasil. La fiesta de San Juan se extiende hasta julio en Brasil e incluso hasta agosto. Cuando se celebra en julio se denomina fiesta julhina y se festeja hasta que termine el mes. Este fin de semana disfrutamos de esta colorida y alegre tradición brasileña que tiene sus inicios en el nordeste del país, pero que igual se celebra a nivel nacional.
El viernes fue una fiesta julhina familiar y como siempre, el baile, la música y los platos típicos estuvieron presentes. Cualquier excusa es buena para armar una fiesta junina, julhina o agostina, según el mes.

La del viernes fue un aniversario y en la misma se creó un grupo musical con la improvisación de diversos instrumentos de percusión hechos de latas de cerveza, de cubos de agua y otros utensilios. Los mismos se mezclaron con cavaquiño, sanfona y otros instrumentos típicos de la samba y de Brasil.
El sábado igual estuvimos en una fiesta de julio para celebrar los cuarenta años de casamiento de una pareja. Aunque el ritmo nordestino forró es lo más típico de estos festejos en homenaje a San Juan, igual allí se disfruta de todos los ritmos tradicionales de las diferentes regiones de Brasil.

Así fue en esta fiesta del sábado, en la que dos grupos musicales estuvieron presentes. Como en casi todas las fiestas en casas, son grupos formados por familiares y amigos que tocan o cantan bien y que se ofrecen a poner su talento de manifiesto para disfrutar y alegrar.
No pudimos estar presentes en todas las actividades en las que estuvimos invitados. El sábado también fuimos convocados a una fiesta de un grupo religioso en el que según nos contaron, también hubo mucha música, colorida decoración y el ambiente familiar que caracteriza estas actividades.
Nuestro recorrido por las fiestas julhinas concluyó ayer domingo con una celebración de un residencial en una de las ciudades satélites de Brasilia. Allí nos encontramos con algunos amigos dominicanos. Conversamos de lo enriquecedor de disfrutar de las más típicas y cotidianas tradiciones del pueblo que te acoge, de integrarte con los lugareños, de sentirte como si fueras uno de ellos. Nada mejor para adaptarte y conocer otras culturas.

El Nacional

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