Paris, Francia.- Los mercados dominicales de Paris son tan emblemáticos como la espigada Torre Eiffel. Son un paraíso de curiosidades que permiten disfrutar de la idiosincrasia de los franceses que cada semana llenan estos tradicionales espacios habilitados en plazas y calles de los diversos barrios de la capital francesa.
Ayer recorriendo París cruzamos por diversos mercadillos. Nos detuvimos en el del barrio Mouffetar y nos pareció maravilloso disfrutar de otra cara de esta famosa ciudad. Fue una manera distinta de hacer turismo que nos permitió sentir mejor el alma de los barrios y la gente. La actividad pasa de ser algo comercial a una actividad de distracción que le inyecta dinamismo a los barrios. En los alrededores artistas callejeros, terrazas llenas de gente y todo un ambiente que convierten la zona en una especie de zona de feria.
Los mercados parisinos varían según el barrio. Cada uno tiene sus características particulares, pero todos al fin y al cabo tienen la misma esencia. Todos son una oportunidad idónea para los que les gustan las curiosidades y disfrutar de las compras y las gangas. Los lugareños aprovechan para comprar los productos frescos de la semana, mientras que los amantes de lo exótico y las variedades aprovechan para curosear, regatear y comprar a buenos precios artículos tan diversos como libros, ropa, muebles y todo lo que se pueda comprar y vender.
Para muchos los mercados son puntos de encuentro y distracción para encontrarse con amigos a tomar un trago o degustar productos diversos. Los hay especializados en antigüedades, en comida y en otras diversidades. Solo hay que empaparse del mundo de los mercados, de todos modos todos son como un espectáculo en el que se mezcla una gran variedad de piezas originales y curiosidades que los convierten en un atractivo para todos.
Pero no solo París. En toda Europa los mercados al aire libre son toda una tradición que se aprovechan aunque llueva o nieve. Son una maravillosa manera de comprar y de camino disfrutar de buen ambiente.
