Opinión

Episcopado y aborto

Episcopado y aborto

Orlando Gomez

La Conferencia del Episcopado, así como los partidos minoritarios ultraconservadores, han emprendido una ofensiva en contra del proyecto de ley que busca permitir el aborto por tres causales. En su ataque estos han incluido afirmaciones cuestionables que deben ser aclaradas, porque la verdad importa.
Estos afirman que la legalización del aborto no ayuda a reducir los índices de mortalidad materna en los países que lo han implementado. Esto es aplicable a países desarrollados, que no obstante tener limitaciones legales para realizar abortos, mantienen servicios de atención materna de alta calidad a costos reducidos para las pacientes y una educación sexual apropiada en las escuelas. Este, sin embargo, no es el caso para países en desarrollo (ver México o Uruguay) donde la legalización del aborto sí produjo reducciones severas en el índice de mortalidad materna, especialmente por la reducción en la práctica de abortos clandestinos, o lo contrario de Nicaragua que luego de dar un paso atrás prohibiendo totalmente el aborto en el 2006 ha visto la mortalidad materna incrementarse.
Adicionalmente se debe aclarar que no existe una prohibición constitucional del aborto, contrario a lo que afirma la Conferencia del Episcopado. La Constitución es expresa en la prohibición de la pena de muerte, por ejemplo, más no así respecto al aborto específicamente a raíz del artículo que inmediatamente sigue al 37 de la Constitución, que declara el derecho a la dignidad humana como inviolable. Este será un asunto que podríamos discutir a profundidad cuando inevitablemente le toque al Tribunal Constitucional pronunciarse al respecto.
Más aún, el Episcopado Dominicano se hace un muñeco de paja respecto de lo que busca el movimiento de las tres causales afirmando que se busca la legalización del aborto por cualquier deformidad del feto apelando al respeto a la vida de las personas con discapacidades. La realidad es que en todo momento la causal se ha referido a discapacidades que hagan inviables la vida para el feto luego del nacimiento provocando una muerte inmediata bajo un sufrimiento innecesario.
Por otro lado, la Conferencia del Episcopado insiste en llamar al aborto un negocio. No sólo el aborto no es, ni ha sido un negocio en ninguna parte del mundo, este ha sido una reivindicación de los derechos reproductivos de las mujeres alrededor del mundo y uno de los principales pilares sobre el que se sostiene la equidad de géneros para la humanidad.
Pero no todo es una hipérbole o una falacia lógica en el comunicado del Episcopado. Sí, es cierto que a los que nos interesa defender el derecho de las mujeres a hacer lo que deseen con sus propios cuerpos no nos vamos a detener en las tres causales. Personalmente aspiro a que eventualmente en la República Dominicana se admita el derecho al aborto sin restricciones hasta la semana 18 del embarazo, como en todo país medianamente pensante, este proyecto es apenas el primer paso. Al menos sí tienen un punto correcto, felicidades.

El Nacional

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