Opinión

Errores imperdonables

Errores imperdonables

En política hay errores que se pagan muy caros, generalmente con cargo al pueblo. En más de una ocasión, nuestros políticos han cometido errores que a la larga quedan consignados por la Historia contra sus propias figuras.

Ese es el caso de la Presa de Haina o Madrigal, que nunca pudo construirse por diferencias políticas entre los fallecidos ex Presidentes Salvador Jorge Blanco y Jacobo Majluta. Cuando se conoció en el Congreso el Contrato de Financiamiento con el BID, Majluta era presidente del Senado. Se valió de su influencia para oponerse a su aprobación, de modo que Santo Domingo se quedó sin agua.

Cuando en 1986 retornó a la Presidencia el doctor Balaguer, el precio de Madrigal había aumentado enormemente. Balaguer, tacaño por naturaleza, en lugar de construirla prefirió sacarle seis metros cúbicos por segundo a la Presa de Valdesia para dárselos a Santo Domingo, en perjuicio del desarrollo agrícola del Valle de Peravia. Pero, además, disminuyó el uso de las aguas para producir energía eléctrica en horas pico.

Entretanto, la ciudad ha ido creciendo desmesuradamente, sin que los diferentes gobiernos que hemos tenido se hayan ocupado de buscar una solución al problema de la escasez de agua. Hay barrios de ricos y de pobres escasea el agua o simplemente no llega.

En la presente Administración, volvieron las gallaretas oficialistas a decir que se construiría Madrigal. Incluso se consignaron millones para iniciar los trabajos, un granito de arena comparado con su costo final. Solamente resolver el problema social que se crearía a las miles de personas del área del embalse, costará más que la misma Presa.

Sin embargo, Santo Domingo continúa creciendo a un ritmo alarmante, de tal modo que para dentro quince años su población llegaría a unos diez millones de personas, igual que los que tiene ahora el país en su totalidad. Si no se hace algo, y pronto, no sería raro que viéramos a la gente peleando por el agua.

Este panorama se agrava en los lugares donde hay ríos, que han sido agredidos de tal modo que sus caudales, contaminados a grados extremos, han devenido en simples hilillos de agua. La deforestación, desde hace tiempo realizada por haitianos ilegales sin control, junto a muchos dominicanos, continúa su agitado curso sin que se ponga coto a esa situación.

La propaganda no se limita a politiquear con Madrigal, sino con la Presa de Monte Grande, “iniciada” unas cuatro veces. Los pocos trabajos que se realizaban están paralizados por falta de fondos. Más temprano que tarde se demostrará que no haberla hecho antes es otro error político imperdonable.

El Nacional

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