Opinión

Escritos apresurados

Escritos apresurados

Romántico cambio inesperado
Corría el año 1954 cuando mi amigo me participó que al lado de su casa se mudó una familia, de la cual formaban parte dos bellas hermanas jóvenes.

-No parece que hayan nacido de los mismos padres, ya que son de físico diferente, pues mientras una es delgada y de rostro hermoso, la otra no es tan bella, pero tiene un cuerpazo provocador de virajes de pescuezo de los hombres para darle vistilla- me dijo con expresión de brillo entusiasta en la mirada.

-Me atrevería a apostar, dada tu condición de buen dominicano, que desde el primer momento de verlas, estás haciendo tremendo cerebro con el hembrón curvilíneo- aseguré ante su descripción de las dos féminas.

-Pues mira que no- respondió- pues de la que estoy vuelto loco y sin idea es de la delgadita, por ese cuerpo esbelto y delicado, y esa carita de angelito de almanaque.

-Se nota que es realmente hermosa la flaca para haberla preferido a la amasadita de carnes, porque la mayoría de los hombres no gustan de los esqueletos femeninos, y si lo dudas, haz una encuesta en cualquier esquina.

Mi afirmación fue el producto de mis dotes de observación, y además porque mis amigos hacían a veces mofa de mi predilección en la etapa de la adolescencia e inicios de la juventud por mujeres huérfanas de libras.

No se quedó en admiración a distancia por la flaca la actitud de mi enllave, sino que inició un cortejo en el que parecía irle bien, de acuerdo a su apreciación.

-Estoy muy cerca de un levante, algo que podrías comprobar si escucharas nuestras dos últimas conversaciones telefónicas; con decirte que el próximo domingo estamos citados para una tanda de cine, donde como es natural no iremos a ver una película, sino a otras cosas mucho más placenteras.

Era un martes, fecha en que me informó además que había descubierto la forma de brechar a las hermanas, lo que según dijo haría sin pérdida de tiempo.

Dos días después recibí una llamada telefónica en la que el hombre me informaba que había cancelado el encuentro en el cine con su amada.

-La decisión surgió de la contemplación de un cuerpo desnudo carente de encanto. Por ejemplo, la muchacha no tiene nada pero nada de senos, lo mismo que un hombre, y no soy cundango.

La que está super buena es la hermana, a la que también vi sin ropa, y me gustó tanto, que la pienso enamorar.
El resultado del cambio es fácil de adivinar, y fue que no conquistó ni a la flaca ni al hembrón.

El Nacional

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